Renovando la tradición

Gran acierto de la gente de Piñata Music al traer por primera vez a Barcelona a Sona Jobarteh, y visto el éxito que tuvo, seguro que la volveremos a ver. Eso a pesar de que fue un concierto corto, apenas hora y cuarto (al parecer la sala fue muy estricta en los horarios), pero muy intenso y emotivo.

Para quien no la conozca explicar que Sona, además de educadora y activista, es cantante y una virtuosa de la kora, instrumento emblemático de la tradición mandinga reservada normalmente a los hombres. Con ella ha conseguido una repercusión internacional y es reconocida en Gambia como una voz importante dentro de la tradición y la cultura. Nació en Londres de madre inglesa y padre gambiano y proviene de unas de las principales sagas de griots (transmisores orales de la cultura africana) en África Occidental y es prima del gran Toumani Diabaté.

Particularmente tenía gran curiosidad por ver si su propuesta tendría buena acogida y fue una gran sorpresa, no solo por la cantidad de público que casi llenó la sala La Paloma, sino por la complicidad y efusividad que demostró la audiencia con ella. Acompañada de un cuarteto muy efectivo, batería, percusión, guitarra acústica y bajo, presentó un repertorio corto, apenas seis largas canciones que cantó en mandinka, pero que explicaba extensamente antes de tocarlas. Su propuesta musical explora la música tradicional africana con composiciones propias que utiliza para comunicar sus ideales comprometidos y humanista.

Abrió con “Jarabi”, una canción de amor muy rítmica con la que ya pidió y consiguió que todo el público respondiera a su llamada con un “¡wioyo jarabi!”. Siguió con la emocionante “Mamamuso”, que dedicó a su madre, porque le animó a tocar la kora, y a su abuela que nunca la vio tocar. A destacar su sugerente voz y un precioso dueto entre la cristalina kora y la guitarra acústica. Para la dinámica “Musolou” llamó a su joven hijo Sidiki a tocar el balafón. Reveló que se trataba de un canto de esperanza para las mujeres activistas por el cambio social y para las nuevas generaciones que son el futuro. Una autentica cabalgada a lomos de la kora y las percusiones.
Después se quedaron solos ella y su hijo para “Foroyaa”, una composición del joven Sidiki. Un canto a la gente joven para que no se olviden de su tradición. Este hechizante dueto entre kora y balafón nos recordó a las maravillas que hacen Trio da Kali. Volvió la banda para el colorista “Dunoo” y habló sobre las responsabilidad de los artistas en los mensajes que dejan en sus canciones, porque ellos morirán, pero sus mensajes quedaran. Para este tema dejó la kora y tocó la guitarra.

Cerró con la alegre “Gambia” que se ha convertido en todo un himno en ese país. Aprovechó para explicar el proyecto educativo que empezó hace diez años allí y que consiste en una academia donde los gambianos pueden estudiar con un nuevo sistema que pongan en valor su propia cultura, no la de los países colonizadores. Como apuntábamos, seguro que volverá, de este concierto se fue con mil nuevos fans.