Hace unos días repasábamos algunos de los conciertos que se habían celebrado durante la semana en Barcelona a propósito de la edición de este año del San Miguel Primavera Sound, así que nos vamos directamente a la noche del jueves y todos tan contentos. Me dejaré grupos, a muchos grupos, allgunos porque tengo claro que absolutamente todos ustedes les vieron (The Cure, Wilco, Beach House o The XX), otros porque apenas presencié una parte ínfima de su actuación y otros porque ya serán reseñados brevemente por mis compañeros de redacción o porque se trata de artistas con los que no conecto.
Así que vamos por faena.
Iniciamos la maratón con Baxter Dury. Quince minutos fueron suficientes para descubrir que le puede demasiado el personaje. Chulesco y muy británico, su presencia ha acabado siendo francamente anecdótica. Algo parecido ocurrió con los canadienses Purity Ring, aunque por otros motivos. Corin (con un registro que tuvo algo de Björk durante parte del concierto) y Megan tienen poco más de veinte años y ninguno habíamos tenido posibilidad de escuchar lo que será “Shrines” más allá del single “Belispeak”. Aun así, dejaron buen sabor de boca, situando su distinguido concierto bastante por encima de Grimes. Claire Boucher apuntaba entre risas que nunca había actuado frente a tanta gente. Y claro, eso se notó. Al final uno casi se acordó más del desmadre de los bailarines que de una actuación que solamente podría haber estado bien en un pequeño club. Boucher tiene preciosas canciones, pero –aunque confiamos en ella- lo que está sucediendo a su alrededor le viene grande, demasiado grande. Exactamente lo mismo que a los daneses Iceage. El post-punk rasposo y chillón de “New Brigade” quedó algo deslucido por una ejecución que tuvo mucho de estridente –bueno- y más aún de amateur –malo-. Cuando la batería se te escapa y un amplificador se va a tomar por el culo puede ser por mala leche o por falta de ensayos. En su caso, fue lo segundo. Esta vez, el producto interior bruto ganó la partida con unos Unicornibot que, sin aportar demasiado al match rock, sí fueron capaces de dejar claro que tomarse todo a broma no significa serlo.
Entre las reuniones menos cacareadas de este Primavera estuvo la del cuarteto de Chapel Hill Archers Of Loaf, uno de esos grupos que han ido captando seguidores una vez finiquitada la primera etapa de su existencia. Mientras para algunas solamente existía el grunge (posiblemente también para su bajista, Matt Gentlin, como evidenció su puesta en escena), allí estaban ellos dándole a un indie rock distinto y muy eficaz. Y claro, Eric Bachmann sigue cantando con un nervio y una fuerza que no admite ni un pero. Ben Gibbard no canta con fuerza, aunque clase no le falta. Injustamente alejados de nuestros escenarios desde que publicaron “Plans” y la cosa petó fuera, Death Cab For Cutie nos recuperaron como seguidores sin necesidad de ofrecer un concierto impresionante. Quizás tengan sangre de horchata, pero cuando sonó “Soul Meets Body” hasta nosotros la tuvimos.
Cancelada la actuación de Sleep por baja de Matt Pike, el peso de banda más bruta de la noche fue a parar directamente a los renacidos Refused. Aunque vamos, vistos los resultados nadie diría que llevaban quince años separados. Sonido atronador, puesta en escena sin fisura alguna y amplio repaso a un disco que fue un género en si mismo (“The Shade Of Punk To Come”), con “New Noise” –no podía ser de otra forma- como gran estrella. Dennis Lyxzén consideró necesario justificar (algo poco habitual, pero casi necesario en una banda política como Refused) su retorno y para ello fue utilizando temas como “Summerholidays vs Punkroutine” o “Refused Are Fucking Dead”. Sin duda, uno de los mejores conciertos que presencié (no se olviden ustedes del detalle a la hora de citar a sus favoritos) de esta edición. Les siguió John Talabot en su primer directo (con ayuda de Pional). Y bien, por lo menos todo lo bien que puede serlo y mucho menos de lo que estará con más rodaje.
Diría que el tipo más extraño que pisó cualquiera de los escenarios durante la jornada del jueves fue Adam Bainbridge, más conocido como Kindness. Espigado, torpe pero con un encanto especial, el británico dirigió una banda que fue más allá de ser comparsa de su director. Eso se notó conforme sonaban “House” o “Cyan”, que mantuvieron la magia que atesoran en uno de esos discos que podría ser el principio de algo mucho más precioso. Y claro, un tipo que se atreve a cerrar su concierto reinterpretando “Gabriel”, del genio del Chicago house Roy Davis Jr., no puede andar desencaminado. Más tarde, en el Escenario Vice, los canadienses Japandroids confirmarían su calibre. Empezaron algo titubeantes, dispersos, para ir afinando tema tras tema y acabar desprendiendo pura intensidad. Sin miramientos, sin cartón y con mucho nervio. Nervio le faltó esta vez al directo de Franz Ferdinand. Y se lo dice un defensor a ultranza de su tercer y menospreciado disco. Funcionaron, los hits triunfaron de calle, eso no lo negaré, pero hubo algo de trámite. Quien sabe, quizás fue culpa de esos cuatro temas nuevos que no hicieron soñar con un futuro esplendoroso, sino que parecieron inacabados, esbozos de lo que podrían ser y esperemos que acaben siendo.
Viernes. Aunque los indies más cuadriculados se echaron las manos a la cabeza con la amplia selección de metal de diverso pelaje de esta edición del festival (casi todas ellas legadas del cartel que Mogwai diseñaron para el ATP del que fueron curators recientemente), la presencia más extraña y desubicada de todo el evento fue la de Afrocubism, con eso se lo digo todo. Pero como hablábamos del protagonismo de la caña burra del viernes, pues vamos a ello. Cayeron Melvins; a Orthodox no les vi; Liturgy (la forma sin duda manda sobre el fondo) decepcionaron; Napalm Death provocaron exaltación desbocada y merecida; Harvey Milk se quedaron a medias; Trash Talk sorprendieron con una puesta en escena compactísima (y con su subida a las torres de luces laterales, claro) pese a ser quienes menos aportan estilísticamente en estudio; mientras ellos soltaban su repertorio, un servidor iba y venía a Mayhem, consciente de que, en muchos casos, el black metal suele sonar reiterativo en directo. Las peculiaridades de su sonido destacan siempre más en estudio que sobre un escenario (aunque la puesta en escena ayude a hacer todo más llevadero). Y así fue de nuevo esta vez. Y como era de esperar, tras la avalancha de decibelios que se vivió en el escenario Vice, lo de The Men quedó en apenas nada, deslucido por todo el ruido y la rabia previos.
Aroon Jerome, más conocido como SBTRKT, se defendió bastante bien a la hora de desplegar su particular visión del house digamos que alternativo, con ayuda de Sampha, y tocó la batería de narices, así que todos contentos. Lo mismo que con Wavves, The Drums o The Rapture. Los primeros se enfrentaron a The Cure, pero aún así agruparon a un par de millares de personas que, en buena parte de los casos, se comportaron como auténticos y desmelenados fans. Quienes siguen a The Drums parecen cuidar más las formas y centrarse más en atender a los meneítos del cada día más moderado Jonathan Pierce que bailar. Los americanos no están a la cabeza del pop independiente internacional, pero cada día suenan mejor, más compactos y con un repertorio en el que continúa sin haber patinazo alguno, así que no voy a ser yo quien les pida más. Igual que a The Rapture. Nadie puede esperar nunca presenciar el mejor concierto de Luke Jenner. ¿Por qué? Pues porque los neoyorquinos tienen un buen repertorio, mucho oficio y porque nunca fallan. Ni conciertos malos, ni mejores, todos buenos, y eso a mí me continúa pareciendo un gran mérito.
Sábado. Reconozco que me tomé las cosas con calma el sábado. Así dejé pasar una nueva oportunidad de ver a Michael Gira dejándose la piel en su faceta más íntima y me acerqué al Fórum ya para Lisabö, para cuya actuación serviría cada una de las palabras que utilizo un poco más arriba para The Rapture. Los vascos empiezan como una bofetada en la mejilla para acabar con un puñetazo en la mandíbula y en el estómago. Todo lo contrario que los noruegos Kings Of Convenience, fantástica sutilidad entre algodones para los que conectamos con sus preciosas canciones, tedioso concierto para quienes –a estas alturas- continúen sin entender qué le vemos a estos tipos.
A partir de ahí, un poco de todo. Picando de James Ferraro, acompañado por otro músico en escena, los siempre impecables Wild Beasts, LFO, Hype Williams o Alan Palomo y sus muy eficaces Neon Indian. Aunque si algo marcó mi noche fue el destino y sobre todo la gran decepción que supuso el concierto de The Weeknd o cómo el canadiense Abel Tesfaye echaba por tierra toda la brillantez de su r&b intimo y preciosista con un directo digno de una banda de mal crossover. Gracias a ello salí corriendo hacia Godflesh unos minutos antes de lo esperado. Y claro, fui uno más de los que vivimos una experiencia extrasensorial. No se puede tocar más fuerte, no se puede ser más intenso, no se puede ser más arrolladoramente bruto que Justin Broadrick, G.C. Green y su caja de ritmos. Godflesh inventaron el post-metal y le dieron sentido al verdadero rock industrial dando forma a una leyenda que, esta vez sí, se extendió sobre el escenario. No llegaron tan lejos Justice o Chromatics, pero voy a destacar sus conciertos por diversos motivos. Los franceses Justice porque se dieron un justificado baño de masas con un espectáculo de luces y sonido ideal para festivales de todo tipo. Justice son rock y electrónica, juegan en ambos terrenos, mezclando lo bueno de ambos mundos y –en menor medida- también lo peor de ellos, pero nadie puede poner en duda que, como cierre del escenario grande, funcionaron genial. En cuanto a Chromatics, pues da gusto ver que el poder del cine es capaz de generar tanta excitación entre la juventud y, por tanto, de provocar un gesto de justicia: que esta vez fuesen miles de personas los que les viesen en directo. Molesta que todo sea fruto de su participación en la banda sonora de “Drive”, pero tanto da, porque es muy posible que la noche del sábado ganasen fans de los de verdad gracias a su sólido directo, sin excesivas sorpresas y sin ni un atisbo de decepción. “Kill For Love” sonó increíble y despedirse con sus versiones de Kate Bush y Neil Young no fue mala idea. Y claro, me perdí a Off!
El fin de fiesta definitivo llegó el domingo por la noche con dos formaciones que ya habían actuando en alguna de las jornadas anteriores: Kings Of Convenience y Black Lips (la banda que ha protagonizado más conciertos en esta edición). Erlend Øye y Eirik Glambek Bøe ofrecieron una selección distinta de su repertorio, bromearon más que nunca y acabaron pinchando algunas de sus canciones favoritas sin orden ni concierto (desde Womack & Womack hasta artistas noruegos como A-ha, Laid Back o Kakkmaddafakka). Y como era de esperar, Black Lips se despidieron de Barcelona como es debido, desmadrados y con invasión de escenario incluida. Hubo mucho más, claro está, pero esto es lo que humanamente pude hacer. En todo caso, tendrán más opiniones a continuación firmadas por Don Disturbios, Xavi Sánchez Pons y Marta Terrasa.
Más conciertos. Laura Marling se presentó arropada por una banda de lo más fiable, aunque no lograran transmitir la emoción que sus composiciones precisan. Dotada de una voz delicada y dulce, pero frágil, se mostró fría en exceso en un set que tuvo algo de trámite y en el que combinó canciones de sus dos últimos discos, más algún tema del primero como “Alas I Can Not Swim”. Lo de Josh T. Pearson será sin duda recordado por los que a esas horas escogieron con tino el auditorio. Acompañado tan solo por su guitarra acústica, el de Texas hizo gala de un inusitado sentido del humor, con sus cortantes chascarrillos con el público, además de demostrar la enorme clase de sus inusuales composiciones, sustentadas en una sorprendente voz de barítono y el peculiar remolineo a la hora de pulsar las cuerdas de su guitarra. Grande, muy grande.
Por otro lado, lo mejor y más sincero que se puede decir del sonado regreso de The Afghan Whigs a los escenarios es que no solamente estuvo a la altura de las circunstancias, sino que además no se notó el paso de los años. Canciones como “Uptown Again”, “Gentlemen” o “Crazy” sonaron a gloria y nos recordaron que su discografía es una de las más sólidas de los noventa, reivindicándose como es debido. Uno de esos conciertos que sus seguidores recordarán como histórico y no, no exageran. Don Disturbios
Imposible moverse durante la primera hora del concierto de The Cure ante la aglomeración brutal de gente. Robert Smith y compañía abrieron con “Plainsong” y apenas pararon durante más de tres horas (bises incluidos). Una actuación diseñada especialmente para fans acérrimos, en la que, sin embargo, no faltaron hits como “Just Like Heaven”, “Lovecats” o “High”. Y es que puede que The Cure sean muchas cosas, pero Smith siempre ha levantado una especie de atracción icónica y verle sosteniendo su guitarra con el lema: "2012: Citizens Not Subjects", fue para los que no le habían visto todavía en directo, un momento muy especial. Mención especial a la incorporación al repertorio de la inusual “The Blood” o "Dressing Up" y –¡cómo no!- “Boys Don’t Cry”, con el que dijeron adiós con el público saltando. The XX volvían al festival, esta vez en un escenario todavía más grande, para repasar los temas de su aclamado debut y presentar parte de “Coexist”. Canciones como “Islands” –en una versión algo acelerada- o “VCR”, se alternaban con tres temas inéditos, que siguen la estela de “XX” y que versan sobre el amor en bajas revoluciones. Lower Dens tomaron el escenario tras la actuación de Dirty Beaches, con una propuesta más agradecida y digerible. Pop low-fi de cadencias hipnóticas (“Rosie”) que empezaba a caldear el ambiente para lo que se avecinaría, aunque tomándoselo todo con calma y buena letra. Lo que sucedió después, ya lo han narrado con detalle el resto de compañeros. Aunque el equipo se separó llegadas las tantas de la madrugada y algunos optamos por ver a Aeroplane. Nunca antes había visto a nadie pinchar con una copa de cava, mientras toma sorbitos entre tema y tema. Introducciones delicadas, otras con marcado acento funky, melodías flotantes y ganas de seguir bailando hasta que nos echaran del escenario Ray-Ban, con o sin copa de cava y con “Fooloshness” de fondo.
El último día había que quemar el resto de cartuchos y así lo hicimos con The Right Ons, a quien solo pudimos pillar en el salón Smint MySpace. Treinta minutos de bailes, empapados unos y otros en sudor. No faltaron temas nuevos como “On the radio” o la pegadiza “There she goes”. Corredurías entre el público, lanzamiento de maracas y demás malabarismos que no distraen del hecho de que son unos animales de directo. Otros que no fallan son Wild Beasts. Los británicos proyectan un sólido sonido, sin ninguna grieta y su comunión de voces e instrumentos es exquisita. Alternaron temas de sus tres discos, a momentos soñadores y ensoñecidos (“We Still Got the Taste Dancin’ On Our Tongues”) y a otros conspiradores y juguetones (“Bed of Nails”). No pudimos ver el final de su actuación, ya que Mujeres estaba a punto de darlo todo en el escenario Vice. Y así fue. Uno de nosotros terminó con distensión de ligamentos en el tobillo por bailar poseído con el rock de los barceloneses. “Frantic”, “Reyerta” o temas de su reciente disco “Soft Gems” sonaron uno a uno. Mujeres tienen la fórmula bien aprendida y sus directos nunca defraudan. Fue la mejor manera de calentar el cuerpo para lo que Justice estaban a punto de ofrecer en el escenario principal.
Marta Terrasa
Dentro de la letra pequeña del festival hubo varios nombres que conviene destacar. El primero de ellos sería Dominant Legs, los de San Francisco se presentaban en Barcelona con el excelente “Invitation” bajo el brazo y la verdad es que no defraudaron. Muy cerca de los Fleetwood Mac de “Mirage” y de los primeros Haircut One Hundred, nos quedamos embelesados con las guitarras cristalinas, con esos rasgueos a lo ventilador pero en pop, y con la colección de estribillos ganadores que poseen. Lo mismo podríamos decir de Veronica Falls y Girls Names, dos nuevos favoritos del indie pop con sello británico. Los primeros consiguieron llenar el escenario Mini de riffs de guitarra surferos y hits que subliman los sesenta desde una sensibilidad indie pop. Los segundos sorprendieron al personal con unas nuevas canciones muy cercanas al pop oscuro de los ochenta, vistas esos si, desde un grupo que sigue adorando el punk pop saltarín del C-86. Para acabar con el apartado de debutantes, una pequeña mención para Friends, que suplieron una escasa pericia técnica con actitud y ganas de pasarlo bien (lo del multiinstrumentista regordete con un estilismo imposible fue de culto). Su pop festivo, a ratos casi minimalista, con ecos a ESG fue ideal para iniciar la jornada del jueves con una sonrisa tonta en los labios.
Vamos ahora con el recuerdo que tuvo el Primavera Sound al ya casi legendario sonido Elephant 6, ese grupo de amigos que a mediados de los noventa oxigenó la escena independiente yanqui a base de pop y psicodelia. El plato fuerte era el pase de Jeff Mangum en el Auditori. Pues bien, el que fuera líder de Neutral Milk Hotel estuvo a la altura de la leyenda, y eso que se presentó solo con unas cuantas guitarras y su inconfundible voz, que sin duda, acabo siendo un instrumento más (su peculiar timbre retumbaba en las paredes del recinto). Tuvo tiempo para charlar con el público y para tocar maravillas del calibre de "In the Aeroplane Over the Sea", "Two-Headed Boy", "The King of Carrot Flowers Pt. One" y "The King of Carrot Flowers Pts. Two & Three". La segunda cita con Elephant 6 vino de la mano
de The Olivia Tremor Control en el escenario Vice. El grupo de Louisiana, que volvió a la vida el pasado 2009 tras una temporada en el dique seco (han anunciado nuevo disco en breve), ofreció una lección magistral de pop psicodélico y risueño, disfrutando casi como niños traviesos en el escenario. Sirva como detalle apuntar que en algunas canciones eran los seis miembros de la banda los que hacían coros y armonías vocales, algo inédito dentro del indie pop actual.
Más momentos a retener del pasado San Miguel Primavera Sound. Sin duda alguna, la confirmación de Girls como uno de los grandes nombres del pop independiente actual. Esta vez se trajeron las coristas de “Father, Son, Holy Ghost” y la fiesta fue completa. Tuvieron tiempo de picotear de sus dos discos, alternando su lado más luminoso (“Laura” “Lust For Life”, “Honeybunny”) con su lado más cortavenas y emocionante (“My Ma”, “Vomit”, "Hellhole Ratrace"). Lástima de algunos problemas de sonido que lastraron parte de la actuación.
Otro de los momentos para el recuerdo de este pasado Primavera Sound fue lo Big Star’s Third. Cierto es que los conciertos homenaje y especiales con superbandas reclutadas para la ocasión no siempre dan buenos resultados, pero lo del Auditori fue un recuerdo a Alex Chilton y Chris Bell tan emocionante, entrañable y sentido, que la cosa fue de traca. La banda estaba capitaneada por Jody Stephens, batería original de Big Star, que estuvo acompañado por Mike Mills (R.E.M), Chris Stamey (The dB’s) y Alexis Taylor (Hot Chip), entre otros, de un quinteto de cuerda y de diversas voces invitadas que fueron pasando por el escenario (Ira Kaplan, Norman Blake, Ken Stringfellow, Jon Auer…). La traslación en directo de las canciones de “Third/Sister Lovers” fue brillante y fiel a las originales. Algunos de los momentos álgidos fueron los que protagonizaron Jeff Tweedy (“Blue Moon” cortó la respiración), Alexis Taylor (que con Georgia Hubley de Yo La Tengo se atrevió con “Femme Fatale”) o ese festivo “Thank You Friends” con todos los participantes encima del escenario que sirvió para cerrar el primer bloque del homenaje. Acto seguido, hubo tiempo para los bises, donde cayeron clásicos como “Thirteen”, “I Am The Cosmos” (esta última del disco de Chris Bell en solitario) y una celebradísima “September Gurls” con todo el Auditori en pie vitoreando a Auer, Stringfellow, Mills y compañía. Xavi Sánchez Pons
Más información del San Miguel Primavera Sound AQUÍ.
the cure empezaron con Plainsong.
corregido, ha sido un lapsus!
Y los que no vimos el concierto y queremos saber qué tal estuvieron los Cure? Vaya tela...
bueno, sale abajo lo de cure, no? igual tenias que leerlo todo, jajajajaja
Ninguna mencion a Bigott???
Ya que has hecho mencion de la movida Elephant 6 podias haber hecho mencion alguna sobre los Of Montreal que creo que lo hicieron realmente bien.
Gracias
of montreal tocaron en el primavera???