Purple Weekend, de tapas por León

Un día en el Purple Weekend es molto longo, que diría aquel futbolista maravilla. Por eso conviene dosificar energías, y, programa de mano (en mano, of course), hay que calcular cómo ver todo lo que ofrece. Porque lo primero que hay que decir de este festival leonés es que el continente urbano es igual de importante que el sonoro, y es difícil resistirse a él. Vas del Gran Café, una de las sedes, al Espacio Vías, otro punto de actividad frenética, y, entre medias, las tentaciones gastronómicas, bares divertidos, gente atractiva, piden a gritos una parada técnica. Y otra... Y otra... Y así volvió a ocurrir esta vez, en la celebración de los 25 años del Festival Internacional Purple Weekend de León, organizado por el Centro Comercial Abierto de León “Centro León Gótico”.

Todo comenzó de la mejor forma en la primera jornada del Purple Weekend. Los primeros festivaleros poblando la ciudad de educación, curiosidad y buen rollo, y hasta aprovechando visitas intermedias culturales, por ejemplo, para pasar por esa joya del Románico que es San Isidoro. En el Gran Café ya sonaba música genuinamente Purple, con los djs del festival, los héroes de las alldayer y allnighter, auténticos creadores de la banda sonora de cada año. De forma que a las 17 horas, cuando los daneses The Youth inauguraban el directo de esta ya emblemática edición de los 25 años de vida del Purple, el escenario Espacio Vías lucia un aforo imponente lleno de público deseoso de escuchar buena música.

The Youth cumplieron más que de sobra para dar paso a Fogbound, banda gallega que deslumbró y dejó más que alto el listón para dar paso a la primera gran noche en el escenario principal Son Estrella Galicia. Pero cabe atreverse a decir que Fogbound fueron el primer gran pelotazo del festival. Y como si supieran que había que recoger el relevo con la mejor de las energías, los portugueses TT Syndicate también se erigieron en protagonistas e hicieron las delicias del público y despacharon uno de los conciertos del año, no sólo en el Purple Weekend, sino en el directo leonés de 2013.

The Sloths, por su parte, fueron un exquisito puente para acercarnos a una de las joyas de la corona Purple Weekend, y que quedará para la posteridad de la música en España. Eso sí, los americanos no fueron comparsas y dejaron claro que para la organización del evento, la primera noche del festival en el escenario grande era un asalto del que había que salir ganadores. Y así ocurrió. Claro, hablamos de Lala Brooks, que derrochó seducción y talento no solo en el concierto, sino durante toda su visita a León. Una histórica, heredera y protagonista de The Crystals, que estuvo implicada al máximo con su presencia. Dio una rueda de prensa memorable para la prensa leonesa y ya sobre el escenario derrochó, voz, magia, potencia y talento. Y se llevó al público de calle, eso sí, con la inestimable ayuda de The Allnight Workers.

Después de una allnighter, que siendo la primera reclamaba no perdérsela, la segunda jornada llegó plena de actividad. Junto a las exposiciones del fotógrafo Dani Martín, y la del ilustrador Roberto Argüelles, el programa del día ya advertía de su máxima intensidad. Además del siempre aprovechable mercadillo vintage, junto a la feria del disco, el asunto musical comenzaba pronto. King Jartur and His Lords y Niño y Pistola velaban instrumentos para una matinal con carácter de gran concierto en el escenario Espacio Vías.

En el Gran Café, en los siempre solicitadísimos conciertos del emblemático local leones, ya se veía el ambiente de las grandes ocasiones. Esto es: petado y por el centro histórico de León, un ir y venir de gente tan ávida de música como de tapas. Allí fue el momento de The Limboos. Y después de los djs, con lo que El Gran Café volvió a ser centro neurálgico del festival de tarde.

La tarde también era el momento de nuevo en el Espacio Vías, en este caso, para Peralta y Kurt Baker. Y en el escenario Son Estrella Galicia aguardaba el momento de, ahí es nada, The Most, Nikki Hill (enla foto) y The Decibels. Por destacar a alguien, dentro de una jornada de máximo brillo, Nikki Hill demostró por qué está llamada a reinar en el soul de los próximos años, con un concierto cargado de dominio y feeling con un público que hubiera seguido horas y horas escuchando a la artista americana. Pero llegaron The Decibels y lejos de encontrarse con un público ya cansado, si lo estaban, consiguieron despertarlos y arrancar una buena y mutua descarga de energía. Y si un día en Purple es largo, dos es cercano al infinito…