Pau Riba: Dioptria, 55. Com un somni d’una nit d’estiu
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Pau Riba: Dioptria, 55. Com un somni d’una nit d’estiu

8 / 10
MIguel Amorós — 24-07-2025
Empresa — Ajuntament de Barcelona
Sala — Teatre Grec / Barcelona
Fotografía — Beth Magre


El Festival Grec de Barcelona ha querido homenajear los 55 años de uno de los discos más importantes y fundamentales de la música hecha en Cataluña, “Dioptria” de Pau Riba.

Un álbum pensado en su origen como doble vinilo, pero que se editó por separado. Aunque ciertamente son bastante diferentes entre si. Según el propio Riba el primero representaba “un ataque frontal a la civilización caduca, lanzado a su célula básica, la familia” y que musicalmente era más rockero. Y el segundo era “una propuesta a nuevos valores y nuevas actitudes” y más folk y experimental. Con ese título oftalmológico expresaba lo corta de vista que era la sociedad de entonces (y también la de ahora) que no se enteraba de lo que en realidad era importante.

Justo tres años después del fallecimiento del iconoclasta cantautor, este tributo era bien merecido y nada más anunciarse agotó rápidamente sus entradas. El director artístico del evento ha sido Caïm Riba, uno de sus hijos que explicaba en rueda de prensa anterior, que su padre consideraba este doble disco parte de una trilogía conceptual junto al de “Jo, la donya i el gripau”.

Lamentablemente este homenaje a Pau Riba se convirtió también en el de la persona que le acompañó en sus últimos treinta años, Memi March, artista underground y fundadora de la Sala Heliogàbal de Barcelona, que falleció a principios de este mes de julio.

Para preparar este evento Caïm invitó a un buen número de músicos, coetáneos y jóvenes, que aceptaron con ilusión el reto.

Ese agradable espacio semicircular que es el Teatre Grec, albergaba un amplio escenario con una exuberante escenografía que invitaba a sumergirse en la Formentera de los años 70, isla que inspiró parte de la obra de Pau Riba. Habían plataformas de madera, maletas, bicicletas, alfombras, plantas y pequeñas esculturas. Eso sí, con el penetrante sonido de las chicharras y el calmado de las olas del mar. Y una gran imagen icónica de Pau Riba con gafas.

Musicalmente todo empezó con la voz en off de uno de los músicos que quizás mejor le conocía, Jaume Sisa. Fue un recitado de la canción “Al cantaire Pau Riba” que Sisa le dedicó hace unos años mostrándole su admiración. En directo, otro gran amigo Pascal Comelade, le puso música a esa poética declaración con uno de sus pequeños pianos.

Después De Mortimers, la excéntrica y numerosa banda de Tiana que le acompañó en vida para celebrar el cincuenta aniversario de “Dioptria”, tomó el escenario y funcionó como agrupación base. Las adaptaciones más conservadoras de sus canciones fueron las iniciales. “Kithou” con Roger Mas, “Rosa d’abril” con Dolo Beltrán (Pastora) y Mareta Bufona con el dúo femenino Alosa. Pero sirvieron para romper el hielo de ese sentimiento expectante de un público, con media de edad alta y buen conocedor de la obra de Riba. De hecho, mostraba su complicidad y gratitud acompañando en algunos momentos, y de forma espontánea, a las palmas o cantando los estribillos de las canciones.

El primer cambio a mejor, fue la aparición de Pol Batlle con guitarra y Rita Payés con su trombón. Ellos se llevaron a su terreno una magistral “Vostè (Tu, tu mateixa)”. Algo parecido intentaron los jóvenes de Remei de Ca la Fresca con “Ja s’ha mort la besàvia”, pero resultó algo desigual. Además luego apareció María del Mar Bonet acompañada de Caïm Riba y Borja Penalba a las guitarras y saltándose el guión hicieron el emocional “Es fa llarg esperar”. Otro músico de la época, Oriol Tramvia recitó la letra de “Mel” del mencionado “Jo, la donya i el gripau”, un tema del que Pau siempre dijo que era su particular “Qualsevol nit pot sortir el sol”. Pero lo más memorable de la noche llegó con Joan Pons (El Petit de Cal Eril) junto a Mau Boada (Esperit!). Herederos directos de la vertiente folk psicodélica de Pau, aparecieron con sus guitarras y unos sombreros de paja llenos de hierba. Ellos bordaron “Cançó 7ª en colors”, una de las canciones grandes del doble álbum. Dejaron un guiño al final del tema, donde dice “On és la pluja, on és” y añadieron “on és el Pau, on és” y “on és la Memi, on és”.

Después no faltaron “L’home estàtic” con David Caraben (Mishima) o la “Simfonia Nº 1” con Ivette Nadal. Aunque la sorpresa llegó con Quim Carandell cantante de La Ludwig Band (uno de los jóvenes que más podría parecerse a Pau). Apareció con su guitarra en la parte superior de las gradas del Grec cantando la preciosa “Simfonia nº 3 (D’un temps, d’uns botons)”. Se movió de un lado al otro hasta que bajó, animando al receptivo público. Sin parar lo empalmaron con “Taxista” y con De Mortimers y La Ludwig Band tocando y divirtiéndose juntos. Fue el principio de la parte más lúdica y festiva del concierto. Porque tras la inevitable “Noia de porcellana” con los cinco hermanos Riba en el escenario, Caïm, Àngel y Llull a las guitarras y Pauet y Pròsper a los visuales, hicieron “Helena, desenganya’t”, una de las composiciones más tarareables del disco y con los invitados celebrándolo.
Pero si el concierto había sido un homenaje conjunto a Pau y Memi, no podía faltar “Donya Mixeires”, canción que Pau compuso para Mercè Pastor, madre de Caïm y Pauet, que desató la locura con todos los músicos (más de treinta) cantando y bailando y con el público de pie.

Por encima de todo hay que reconocer el gran trabajo de producción de este espectáculo, hecho con mucho cariño y pasión por toda la gente implicada, encabezada por su hijo Caïm. Justamente al acabar afirmó que aunque su padre hubiera fruncido el ceño sobre este homenaje, en el fondo estaría encantado y que le gustaría que de este concierto quedara un recuerdo “bonito”. Seguro que sí.

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