El mejor cotillón
ConciertosNegufest

El mejor cotillón

7 / 10
Daniel Gómez-Cortázar — 29-12-2025
Fecha — 26 diciembre, 2025
Sala — Kafe Antzokia, Bilbao
Fotografía — Unai Endemaño

El ciclo de conciertos Negufest dio el pistoletazo de salida el pasado viernes 26 de diciembre simultáneamente en Santana 27 y Kafe Antzokia. Esta céntrica sala congregó a una gran multitud con ganas de pasárselo bien reviviendo las viejas canciones de los Flying Rebollos.

Sin necesidad alguna de teloneros, salieron a escena los rockeros jarrilleros dispuestos a darlo todo. Edorta dedicó la primera canción a “un amigo que nunca vivió para engrasar esta Máquina mortal”, y con este tema de su primera maqueta “Me vi a matar” (1992) empezó la fiesta. En el aire se respiraba un ambiente increíble gracias al entusiasmo de aquella gente que llenaba las calles y los bares en los años 90.

El contacto con los del más allá siguió con “Correcaminos” en claro homenaje a Robe de Extremoduro, destacando en esta versión los vientos de Mikel (Cherry Boppers), Urtzi y Gari. Gorka Bringas se marcó un increíble solo de guitarra a mitad de canción–uno de tantos que vendrían después– y la temperatura siguió subiendo. La larga sarta de himnos generacionales dio comienzo con “Verano de perros”, adornada por consecutivos solos de saxo y de armónica (el gran Lalo llevaba un cinturón repleto de ellas). El ritmo siguió acelerándose con “Una noche divertida” y cambió de color con el rhythm and blues de “Agua y aceite”.

Después de “Sinvergüenza”, Edorta volvió a retomar el tema de la muerte interactuando con el público con las palabras “tengo la certeza de que me voy a morir, quiero vivir, quiero vivir, quiero vivir” antes de pasar al boogie de “Vete” en el que la armónica de Lalo adquirió especial protagonismo. La paleta de sonidos siguió ampliándose con el hitazo “Estoy rodando por tu amor”. Con “Ajuste de cuentas” terminamos de confirmar que el carismático líder de la banda, Edorta, sigue en plena forma, capaz de darlo todo a pesar del trancazo y afonía que confesó más tarde que sufría. La gripe en su caso fue lo que impidió que Txemi Bugatti de Negra Calavera le acompañara a la voz en “Mis amigos”.

Tras la clásica “Kilómetro cero”, introdujeron la primera canción nueva del set, “Oportunista”, seguida de la también nueva “Éxito”, anunciada por Edorta como “incursión en el country rock”. El público retomó los coros con los aires mexicanos de “Lola”, la nostalgia de “Verano del 82” (increíble outro rockera) y con el blues de “Algo muy normal” (divertidísimo puente country).

Carlos Balacera vino desde León para acompañar a la voz a Edorta en “Perseguido” y el grupo terminó la primera parte dejando el pabellón muy alto con “En el bar” y “Follacamellos”. El cantante presentó a toda la banda: a los aquí mencionados así como a Txus Alday como segunda guitarra, Mario Larrinaga al teclado, Koki Chamorro a la muy discreta batería y Xabier Goikoetxea al bajo. La gran banda hizo sonar el “Oye cómo va” de Santana y se retiró bajo la ovación del respetable.

Abrieron los bises con la inteligente letra de “Quién soy yo” que grabarán próximamente, instándonos a todos a agacharnos al suelo para posteriormente saltar hacia el cielo y en esa energía se metió el incombustible cantante entre el público ganándose el cariño de todo el mundo.

Cosas del directo, en el lateral izquierdo teníamos la guitarra de Bringas sonando muy por encima del resto de los instrumentos y casi eclipsando la voz, lo único reprochable en este gran concierto de casi dos horas de duración.

Para la traca final se reservaron la bonita “Cuatro acordes”, el trallazo de “Candela” y “Modesta”, tras lo cual, el público volvió a abarrotar los bares de San Vicente como hacían hace 30 años en la calle Santa María de Portugalete .

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