Dios los cría y ellos se juntan


Tras sorprendernos con “Lágrimas de plomo fundido”, un disco que nadie podía imaginar, porque une el universo particular del Canijo de Jerez con el original rock psicodélico de los cantabros Los Estanques, llegaba la hora de ver como se trasladaba al directo. Aunque tenían una baza a su favor y es que el disco lo grabaron tocando todos a la vez, eso les ha hecho ganar en consistencia musical y esa complicidad en el concierto se notó. Tan contentos han quedado de ese viaje cuasi lisérgico, que interpretaron sus doce canciones en el mismo orden que están en el disco.

Así que empezaron con esa intro corta, ruidosa y misteriosa que le da título, y no sabemos si fue porque el concierto justo se celebraba la noche de Halloween, pero salieron todos con túnicas negras y el Canijo ¡lo hizo desde un ataúd!.

Esa espectacular apertura dio pie a “El murmullo de los perros”, que ya los mostró con esos trajes de rumberos setenteros. Posiblemente la composición que mejor recoge las tres vías musicales que traza su propuesta, la andaluza, la rockera y la psicodélica. El tema empieza con unos teclados, batería y bajo que recuerdan sin ocultarlo a “La leyenda del tiempo”, dan paso a una letra marca de la casa del Canijo, que comparte cantando con Iñigo (ellos dos han sido los principales artesanos de todo este trabajo), para desbarrar en progresivo y un final donde la guitarra flamenca se luce. Resaltar aquí al virtuoso Víctor Iniesta (Elbicho, Manolo García, etc.) que se ha unido con ellos a la gira.

Saludo de “buenas noches” a un público fan e Iñigo diciendo ¿qué tal “hospital”? (en vez de L’Hospitalet), a lo que Canijo respondió, “sí, ahí vamos a ir todos”. 
Después, en la rockera y coral “Fumata grupal”, nos invitaron a “subir a su nube” y sirvió para que más de uno le pasara al Canijo, no solo cigarrillos de la risa, sino alguna cosa más. Ese tipo de ocasional consumo puede que también haya contribuido a unir esos dos mundos musicales, de hecho en alguna ocasión Iñigo ha comentado que escuchar a Los Estanques bajo algún efecto alterado, podría ser “una actividad bastante guapa”.

Relajación para “La llave secreta del bazar”, quizás el tema más reconocible del lado de Canijo, donde volvió a brillar la guitarra de Iniesta. Aquí tenemos que reconocer la valentía de su apuesta, porque no se sabe si ha unido a los seguidores de uno y otro grupo, o lo contrario. Personalmente nos gustan ambos por separado y juntos los disfrutamos el doble. Como en “Estamos listos para golpear” (“al primero a Trump” dijo Canijo), una arrolladora diversión rockera que homenajea al gran Silvio, “aquí todo el mundo va a su rollo, menos yo que siempre voy al mío” y que desató los primeros alborotos.

Otro punto álgido del concierto fue con el “Luna, tu me llevas”, que esconde un guiño a Migué (compadre de los primigenios Delinqüentes) y es una recuperación del sonido “caño roto”. Lo fundieron con el “Son ilusiones” de Los Chichos” y todo el mundo lo cantó a gritos.

Sugerente también la suite “Ciclo vital”, de clara raíz andaluza, donde se marcaron una intro con “En el Lago” de Triana, tuvo un momento conmovedor con la aportación del cantaor Rafael Espinosa e Iniesta a la guitarra y ese final tumultuoso a lo “Omega”.

Una vez acabaron con las doce canciones del disco, quedaba por ver como iba a ser el bis. Así que “A la luz del Lorenzo” y “Volar sin Alas” para contentar a los del Canijo (que se lanzó al público) y “La Aguja”, “Mr. Clack” y “Soy español, pero tengo un Kebab” para los de Los Estanques. Esta última en una versión catártica con explosivo final que los mantuvo parados durante casi tres minutos y con un sonido atronador.

Si el disco gana a cada nueva escucha, su directo los hace únicos en su género.
Como dice el refrán: “Dios los cría y ellos se juntan”.