Había expectación y muchas ganas de ver cómo iban a ser capaces León Benavente de trasladar, sobre las tablas de La [2] de Apolo de Barcelona, su magnífico y homónimo disco de debut. Un deseo inoculado bajo la piel de treintañeros más próximos a los cuarenta que a los veinte, gente adulta que se identifica con el halo de desesperanza y rabia que transpiran las letras de Abraham Boba. Una lírica que no por explicita resulta obvia, y que además logra aunar los pensamientos de muchos que vemos toda la mierda que nos rodea y sobre la que flotamos para no ahogarnos. En ese sentido fue una grata sorpresa comprobar que al menos dos de las canciones nuevas que presentaron en directo, y que muy pronto estarán registradas en formato Ep, siguen esa misma pauta. Muy grandes y acertadas resultaron las interpretaciones de “Avanzan las negociaciones”, hacia el ecuador del concierto, y “Contra todos” ya en los bises. Dos temas que hacen prever que la carrera de León Benavente va a continuar con el rumbo bien firme y la velocidad de crucero ajustada. Bravo. Pocos grupos son capaces de dar en el clavo con canciones tan redondas como “Estado provisonal”, “Ánimo valiente”, “El rey Ricardo” o esa esperada “Ser brigada” que se reservan para cerrar el concierto y dejar que Abraham Boba deje de parapetarse tras sus teclados y se suelte la melena cual cantante punk, -con resbalón incluido- para dejar el pabellón bien alto. Por lo demás, todo es solvencia y buen hacer de la banda. La solidez de Eduardo Baos al bajo, el preciso golpeteo seco de muñeca de César Verdú, la punzante e hiriente guitarra de Luis Rodríguez… todo se convierte en un carrusel de emociones que te envuelve, pero que, intuyo, todavía tiene capacidad para crecer y eso aunque a priori no lo parezca, es positivo: la carretera, el rodaje, las canciones que están por venir irán tejiendo una propuesta escénica que puede acabar en leyenda. Al tiempo.
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