Izal, abriendo las puertas de la gloria

Los carteles que han inundado Madrid con el nombre de Izal sobre la leyenda “El grupo del que todos hablan”, eran un poco mentirosillos...hasta ayer. Un día que esta banda recordará mucho tiempo, y que tuvo todo el aspecto de suponer “EL” punto de inflexión en su carrera. A partir del triunfo de anoche en una Joy Eslava abarrotada y rendida a sus pies, su trayectoria, que ya iba como una bala, se disparará hasta que los conozca incluso tu vecina del cuarto. Más de un ojeador seguro que había por allí…

La banda de Mikel Izal se presentó en el escenario con la actitud de quienes todavía no se saben populares. Tras un fugaz saludo, como si eso de reventar la Joy no fuera con ellos, arrancaron la presentación de “Magia y efectos especiales”, uno de esos debuts con estrella y de los que hacen que pasen estas cosas. Y lo hicieron con una inesperada intro plagada de efectos y loops vocales, que terminó justo cuando la cosa se estaba poniendo sugerente. Sirvió, no obstante, para crear una atmósfera perfecta de inquietud. ¿Qué pasará ahora? Pues el hitazo.

Prender la mecha de la noche con la milimetrada ingeniería pop de “Prueba y error” fue todo un acierto. No lo hubiera sido si Izal careciese de otros cartuchos semejantes, pero sí que los tiene, sí. Sus seguidores no dejaron de cantar y botar como locos ni un segundo, de hecho quedaron tan contagiados que hasta movieron el trasero con un tema nuevo llamado “Jenna Fisher”, segunda pieza del set.

Los fans de Izal demostraron no estar ahí sólo por esas pildorazas de bailoteo festivalero, y eso da una idea más acertada del fenómeno que se está creando. Justo cuando Mikel cantaba el verso “esta música ya la hemos bailado antes” de la canción “Sueños lentos, aviones veloces”, desde la planta de arriba podía verse a los izaleros en la pista, inmóviles, todos, absolutamente todos cantando la letra de arriba abajo, con esa cejitas que se te ponen cuando sientes algo de verdad.

“Tóxica”, un nuevo tema muy “para ellas” fue otro adelanto de su nuevo disco, también muy bien recibido, y poco después llegaba “Eco”, cuarto tema de la velada extraído de su EP “Teletransporte”. Y todo funcionaba estupendamente. El bajista animando el cotarro, el batería sentando cátedra (se perdona su fallito en el comienzo de “Magia y efectos especiales”, ya en los bises), y el resto de la banda acompañando a Mikel con la atención que pondría un alquimista.

A la altura de “28 horas”, Mikel ya no podía seguir ocultando su emoción. Se acercó al borde del escenario para cantar con el público, y al volver a su posición dejó escapar un suspiro de incredulidad. Pues va a tener que creérselo, señor Izal. Seguro que no fui el único que detectó ecos bunburyanos en su voz, y seguro que tampoco olvidará nadie cómo lideró la canción “Magia y efectos especiales”. En primera fila había chicas ojipláticas, con las manos entrelazadas y una sonrisa de postal. Sí amigos, si Izal no tenían groupies, ya las tienen (y que nadie se ofenda por esto, ¡coño!).

 No esperes a que monten el cirio en un festival. Ve a verlos a una sala de medio aforo si tienes la oportunidad. Incluso si no te vuelven loco, verás que valen de sobra como para desearles el éxito con todas tus ganas.