Ya le ha caído la mayoría de edad al festival escandinavo. En su decimoctava edición, condicionada hasta cierto punto por el debate sobre la entrada en el euro –sorprendentemente, hasta The Hives se posicionarían al respecto, con una inmensa pancarta en su contra–, las actuaciones musicales fueron algo más flojas de lo habitual. El jueves tuvimos a Badly Drawn Boy, que, solo, no fue capaz de transmitir tanto como algunas de sus canciones lo hacen en disco. Pero claro, es británico, no sudanés. Vimos a Randy, una garantía, y a esos Cave In que, comercialmente hablando, se encuentran en la cresta de la ola. En directo defraudaron, con algunos lapsos que sobraban (en un festival y como grupo pequeño hay que ir más al grano) y más inspirados en los temas oscuros (“Stained Silver”) que en las concesiones comerciales (“Anchor”). Con una bandera de Boixos Nois (?) ondeando, Lootroop fueron de los mejores representantes del hip hop autóctono. Además de impecables acentos –riman en inglés–, poseen encanto, en especial el carismático Promoe. Encargados de cubrir la ausencia de cierto grupete nuevo-metalero, los cabreados In Flames se uniformaron con camisetas que rezaban “(Link)In Flames”, y aseguraron ser “diez veces más baratos y mil veces mejores” que los aludidos. Lo pudimos constatar. Una de las grandes sorpresas fueron Flogging Molly, con un punk céltico que da sopas con honda a Dropkick Murphy´s y The Real McKenzies. Se metieron a la gente en el bolsillo gracias al buen hacer de su líder, Dave King, un cuarentón zurdo y con casta. También agradaron Cursive. Con Tim Kasher como desgarbado antifrontman, aportan originalidad a un género, el emo-core, más bien anquilosado. Terminada la actuación de los de Omaha, aún se oía a Dave Gahan revisar “Personal Jesus”. Y pese a la ausencia de fuegos arti-rectales, Turbonegro lo bordaron (a todo esto, el día menos pensado me follo a Euroboy). El viernes nos entretuvieron los daneses Junior Senior. Más pretensiones atesoran los representantes de la escudería Anticon: Sage Francis, embutido en una bandera estadounidense de esas que venden en www.adbusters.org, ganó la partida a sus compañeros Sole y Themselves gracias a ciertas dosis de histrionismo y a temas como “Makeshift Patriot”. Podía haber comunicado más con el público, pero alternativas a la entente CNN/FOX/etc. suelen ser bienvenidas. The Hellacopters estuvieron como siempre; algo más tendrán que demostrar Mando Diao, unos jovencitos que se han visto en el lugar adecuado en el momento indicado. Prong padecieron un sonido insultante para una banda de su veteranía, y Moneybrother, la última sensación sueca, gustó con su elegante soul-rock. También cumplieron Queens Of The Stone Age, sin duda un combo con recursos, pese a que divagaron un poquito y pudieron haber hecho mejor uso del escenario. En cuanto a los continuistas Sparta, hubo más entrega que magia, algo que, al parecer, se llevaron los melenudos de At The Drive-In. Voces crudas, cinco miembros (incorporan un teclista), y una dedicatoria, la de “Cut Your Ribbon”, al presidente de su país, a quien inquirieron: “¿Dónde están las armas?”. Radiohead alcanzaron la genialidad por momentos, con un Thom Yorke gesticulante y graciosín. Sufrieron alguna disonancia y sería deseable que redujeran la electrónica a la mínima expresión, pero no cabe duda de que verlos a medianoche, con luna llena y casi de día, es algo especial. “No se os oye”, arengaba Mike Skinner, es decir, The Streets. Lo cierto es que a él tampoco se le oía demasiado, y es que en vivo de nada sirven los videoclips resultones como el de “Don´t Mug Yourself”. El sábado comenzó con el ex Loosegoats Christian Kjellvander y sus ínfulas americanas, aunque lo suyo es más creíble, pues allí se crió. Los hardcoretas Raised Fist (reemplazando a unos tristemente cancelados Discharge) desplegaron energía a espuertas, y más maneras exhibieron Fireside con “Get Shot”, su primer disco en tres años. Lo de Raging Speedhorn, con un volumen brutal, fue auténtico terrorismo sonoro. Toma nota, Alec Empire. A un número de féminas infinitamente mayor congregaría la cantautora de Boston Mary Lou Lord, puro sentimiento a flor de piel. Audioslave evidenciaron ser un contubernio contra natura, imposible de calar entre aquellos a los que ni Rage Against The Machine ni Soundgarden les decían gran cosa. El jeta de Har Man Superstar destacó entre las petardadas y demás peña con morro (Miss Universum, por ejemplo) en que tiene voz, y The Hives estrenaron un par de nuevas composiciones, sólo que también hubo dos incomprensibles gambas por parte de Howlin´ Pelle Almqvist en “Die, All Right” y “a.k.a. I-D-I-O-T”, temas que han interpretado hasta la saciedad. Los influyentes garajeros Union Carbide Productions (germen de The Soundtrack Of Our Lives) se reunieron para una sesión contundente, si bien se comenta que antaño eran más desmadrados. Nasum se comportaron como lo que son, bestias pardas del grind, y qué podemos decir de Flint, el prodigyoso... pues que aunque su nuevo grupo no suene mal nos sigue cayendo muy gordito.
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