Hipnotik Festival

El Hipnotik Festival ha llegado a su quinta edición consolidándose como festival joven y de pequeño formato –tanto en presupuesto como en espacio- que aglutina desde sus inicios las cuatro disciplinas que integran la cultura hip hop: el grafitti, el breakdance y la música, dividida en DJ’s y MC’s. Fieles a la tradición de dedicar cada encuentro a una temática determinada, la organización ha apostado en esta ocasión por reivindicar los orígenes sociales y artísticos del género, como refleja el título elegido este año, The Block Party, nombre que recibían las fiestas callejeras del Nueva York de los setenta. Un objetivo que no se ha visto del todo reflejado más allá de la presencia, el domingo, del norteamericano Afrika Bambaataa, también conocido como Godfather del hip hop, estilo al que ha dedicado más de veinticinco años –entre otras cosas fue uno de los fundadores del grupo de sensibilización sobre la cultura hip hop Universal Zulu Nation-. Pese a ello, el festival ha sido un éxito absoluto de asistencia. En primer lugar ha sido capaz de atraer a un numeroso público adolescente, algo posible, entre otros factores, por el asequible precio de las entradas y por el éxito de la llamada a la participación de los menores a través de distintos concursos. Entre ellos destaca la tradicional batalla de MC’s o el Battle Of The Year Ibérica, competición de breakdance celebrada hasta ahora al margen de las fechas del Hipnotik y que esta vez se ha incluido como novedad en la oferta del festival. También han destacado el concurso de grafittis Graff Competition o el democratizador concurso MySpace, consistente en dar la oportunidad de tocar en uno de los escenarios grandes –había un total de cuatro- al artista novel más votado a través de la popular plataforma. El ganador ha sido Da Wizard, joven de L’Hospitalet de Llobregat que entre otras proezas ha conseguido colocar su videoclip en las principales televisiones musicales del país o telonear con apenas una maqueta al mismísimo Tote King. El sevillano apareció puntual para realizar, como es habitual en él, un buen concierto acompañado de su hermano Shotta. Aún así, la comunicación con el público no fue demasiado generosa y abandonó apresuradamente un escenario con problemas de sonido que se repetirían a lo largo de toda la noche. Horas antes, los suecos Looptroop Rockers convencieron sin demasiadas dificultades. Algo similar pasó con Shuga y Loren, que presentaron su primer Ep “Se acabó el romanticismo” dando paso a los barceloneses Falsalarma. Los autores de “Ley de vida” jugaban en casa, y eso se notó tanto por su confiada actitud como por la positiva respuesta de la audiencia. Igual o mayor fue el feedback que obtuvieron Violadores del Verso, plato fuerte de la velada, que tocaron, eso sí, poco más de cuarenta y cinco minutos, algo achacable, suponemos, a que los zaragozanos llevan más de un año de gira. La sorpresa llegó con una retahíla de versiones modificadas y aceleradas de su último disco, “Vivir para contarlo”, que convencieron junto a clásicos coreados por todos como “El rey de las cantinas”. Tras ellos, cerca de la una de la madrugada, el recinto quedó prácticamente vacío. Con todo, el Hipnotik se despide con un buen sabor de boca, pero con algunas asignaturas pendientes, entre ellas una mejora general de la producción, especialmente en lo referente a los accesos y los servicios al público. Puede que una de las razones sea la conveniencia de buscar, de cara al futuro, un recinto mayor capaz de absorber un estilo que va más allá de la música y que atrae cada vez a más y más jóvenes de Barcelona.