La programación del Row está proporcionando de un tiempo a esta parte gratas sorpresas a los amantes del Drum’n’Bass (tan escaso por estos lares). A los ya míticos nombres de Fabio y Spring Heel Jack se ha añadido el del padrino del jungle y del Drum’n’Bass, Grooverider (que tan buen recuerdo dejó en el Sónar 99, junto a su socio Optical). Con una sala casi llena y expectante, Mr. Roger Binghan inició su sesión con una suavidad de reminiscencias jazzy y lounge. Sin embargo, pronto se inclinó hacia “su sonido”, esa mítica catarata de beats que repasan la vertiente más oscura y dura del género (hardstep, darkside y jump-up), la cual enriquece con múltiples elementos del techno, del dub o del breakbeat. No se olvidó de himnos como “Where’s Jack the Ripper” o “Trauma” (Dorm & Roland), en una -impagable- primera hora que dejó a todos sin aliento, y que justificaba sus clásicos instantes de relax, antes de acometer –sin desfallecer- la consiguiente avalancha sonora, que desembocó (tras una acomodaticia parte central) en una impresionante recta final, que rozó la abrasión y aspereza de su anterior visita. Confirmado: en ocasiones el terror es adictivo.
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