Glastonbury, ¿el último reducto hippy?
Conciertos

Glastonbury, ¿el último reducto hippy?

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27-06-2010
Sala — Worthy Farm
Fotografía — Caroline Greenidge

Cualquier crónica realizada este año en Glastonbury mencionará lo increible del tiempo; ni una gota de lluvia y temperaturas que superaban los treinta grados fueron la excepcional tónica predominante en este 40 aniversario de uno de los festivales más espectaculares del mundo. Desde el miércoles 23 fueron llegando los asistentes cargados con sus tiendas, litros de bebida –en el festival puedes entrar tanta bebida y comida como quieras- y demás parafernalia vistosa. Más preparados para la lluvia que para el sol, armados con las famosas wellies (botas de agua), los primeros días fueron de aclimatación total y del disfrute de pequeños showcases, la silent disco y actividades como conferencias y pasacalles. El viernes 25 empezaron los conciertos como tal, con grupos como The Magic Numbers, Bombay Bicycle Club o La Roux actuando a intempestuosas horas matinales. El festival se convierte en una gimcana musical en la que hay que superar obstáculos varios como asistentes tirados en el suelo a causa de una insolación o por una borrachera diurna –o ambas -, juguetes, botas de agua, banderas e incluso camas abandonadas, para llegar a los conciertos, repartidos por más de una veintena de escenarios principales. Por suerte, y a pesar que fueron más de 200.000 los asistentes en esta edición, no hubo aglomeraciones peligrosas ni la sensación de agobio. Inmersos en el area The Park, una zona más parecida a Wonderland que un festival de música, el tiempo se detiene al contemplar a alguien interpretar “Folsom prision” con un ukelele. Se trata del escenario por el que pasarán buena parte de los grupos que suenan y sonarán todavía con más fuerza en un futuro nada lejano, como Local Natives, Empire of The Sun, Beach House o Midlake, entre muchos más. Del famoso espíritu hippy queda un reducto, el llamado Craft Field, lleno de paradas de te, vendedores de quarzos curativos y abraza árboles que, sumidos en la máxima tranquilidad, observan como corretean sus hijos descalzos esta vez sin barro. Sin duda, lo más cercano a Woodstock que podrá experimentar mi generación. Lo mejor del festival fue sin duda sudar al ritmo bluesístico y encarecidamente ensordecedor de The Black Keys, donde parecía haber ocho músicos en el escenario y no sólo dos. En la misma línea estuvo la actuación de The Avett Brothers, los cuñados que todos querrían tener. Broken Bells erizaron el vello a más de uno, con la voz de James Mercer removiendo consciencias a golpe de grandes canciones. Y vuelta a la acción poco después, saltando al ritmo de “A-punk” en el Pyramid Stage –el escenario principal-, contemplando las abarrotadas colinas rendidas a la realeza indie de Brooklyn. El relevo fue tomado por una leyenda del rock; Slash, sombrero y gafas incluido, que quemó todas las naves y consiguió hacernos retroceder en el tiempo de la mano de clásicos como “Sweet Child O’Mine” o “Paradise City”. Sin embargo, no fue contrincante para Muse, reyes indiscutibles de la noche, cuyo despliegue de sonido estaba diseñado para reventar los tímpanos y alterar el ritmo cardíaco. Sobre todo con la aparición sorpresa de The Edge, con el que interpretaron “Where The Sreets Have No Name”. Imposible no citar las excelentes actuaciones de Foals, Two Door Cinema Club, Grizzly Bear, The Dead Weather o LCD Soundsystem, todas ellas impregnadas de ese aire enrarecido que te hace formar parte de algo más grande y especial. Rodeada de ocho tipos disfrazados de plátanos gigantes que olían a sidra Gaymers, -la típica del condado de Sommerset-, veo aparecer a Gorillaz, esta vez sin esconderse tras ningún avatar. Fueron, junto a MGMT, la gran decepción del festival. Lo más destacable fueron la desfilada de colaboradores como Mark E Smith, Snoop Dogg o Lou Reed. Sin embargo, Damon Albarn y los suyos no supieron transmitir ni un ápice de su genialidad. Tras más de doce horas al sol vibrando con las docenas de actuaciones de cada jornada, la noche continua de la mano de deejays y sesiones como las de Kissy Sell Out, Magnetic Man o Snap!. Después de andar con unas sucias wellies rosas durante más de cuarenta minutos, conseguimos llegar a la otra punta del festival: la zona de Shangri La y Block 9. La ciudad sin ley. Estructuras arácnidas dignas de aquel terrible Wild Wild West que escupen fuego y trapecistas, robots mutantes bailando al son del d&b, travestis, modernos y raveros se dan cita en el NYC DownLow, una disco gay semiderruida por la que desfilan la flor y nata de lo extremo. Y por supuesto, estábamos ahí. Con el sol amaneciendo tras el místico círculo Stonehenge, vuelta al campamento. La niebla matinal deja intuir las sombras de las tiendas, los huesos entumecidos por el cansancio y el brusco cambio de temperatura –casi veinte grados menos respecto del día- piden una tregua que sabemos no va a pasar. El panorama es dramáticamente conmovedor, parece un campo de batalla de la Escocia de William Wallace. Larga vida a los hijos de Bretaña que, cuarenta años atrás y por el precio de una libra y media, inauguraron la primera edición de este festival. Glastonbury puede que se haya convertido en una pasarela de celebridades y la meca de la clase bien, sin embargo, sigue conservando un aura genuina, capaz de hacerte sentir único y especial entre más de 200.000 personas.

9 comentarios
  1. Muy buen artículo, total reflejo del Glastonbury'10!!

  2. Seguro que a más de uno se le ha erizado el vello leyendo tu artículo, a pesar de no haber estado nunca, y aunque ganas no falten, has hecho que pueda sentir e imaginar que también estuve allí. ¡Muy bueno! ¡Gracias!

  3. Seguro que a más de uno se le ha erizado el vello leyendo tu artículo . . . y si! que ganas de estar ahí! muy buena reseña 😉

  4. Buén artículo, refleja bastante bién lo que pudimos vivir los afortunados que estuvimos en Glasto 2010. Me gustaría remarcar el gran concierto que se marcaron los Temper Trap (compitiendo con el partido de la selección inglesa), el concierto ofrecido por Orbital el domingo...

  5. también el gran concierto de los Groove Armada...por cierto cuando acabó el concierto en el John peel Stage el presentador de los conciertos agradeció a los asistentes no haber cambiado el concierto de Groove Armada, y cito textualmente, "por ir a ver unos dibujos animados"...

  6. Podría estar diciendo grupos que visto un buén rato, pero coinciden con lo comentado en el artículo, así que, felicidades por el artículo y sobretodo por haber tenido la suerte de disfrutar de este festival como yo lo he hecho...el año que viene más?

  7. @leidigaguita: ahora mismo me miro el artículo, muchas gracias!
    @davicín: gracias por los comentarios...la verdad es q tmb estuve en el de temper trap y fue bastante bueno, aunque no sé pq me esperaba algo más...Y lo de Groove Armada, fue una fiesta! y el comentario ese...una risa....!

  8. That's way the bessett answer so far!

  9. I am about to embark on the Priestess of Avalon trinnaig and wondered if I would be able to use your facilities and if there is any cost involved etcAppreciate your helpBest wishesIsobella

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