Desde hace unos meses, la plantilla del sello finlandés Fullsteam está desembarcando en tierras españolas. No hace demasiado nos visitaron Jakko & Jay, que anuncian ya nueva gira, y, para empezar, en breve tendremos una nueva oportunidad de verles a ellos, a Rubik y a Disco Ensemble en concierto. Obviamente, su situación en España poco o nada tiene que ver con la popularidad de la que gozan en la escena independiente del país nórdico, así que lo mejor era verles en su terreno, frente a su público, para ver hasta dónde podía llegar cada una de las bandas. Y fue una sorpresa descubrir la diversidad estilística del sello o enfrentarse a la respuesta del público finlandés.
La primera jornada del evento se celebró en Turku, una localidad a dos horas aproximadamente de Helsinki. Los encargados de abrir la noche fueron Downstairs, que se revelaron como uno de los grupos más complejos de la selección. Capitaneados por un carismático personaje que encajaría a la perfección en Grinderman, desplegaron una suerte de post-punk arisco (cantado en inglés) que sobre el escenario tan pronto recordaba a The Fall como al propio Nick Cave, pero que pierde mucha mala leche en estudio (como evidencia “Dwnstrs”, su último largo), sonando bastante más accesible a la manera de unos primeros The Robocop Kraus. Les siguieron los algo menos vibrantes Jaakko & Jay, un dúo de punk folk adrenalínico que se pasa la vida girando. Presentaban su primer largo, “War Is Noise”, una suerte de versión harcore melódico de Billy Bragg o una suerte de Frank Turner a base de guitarra y batería exclusivamente. Prometían más de lo que acabaron ofreciendo, pero, siendo justos, tampoco decepcionaron. En el escenario grande, No Shame sonaban rotundos –llevan ya su tiempo en esto, pese a su juventud- dentro de las coordenadas de un hardcore punk que encajaría a la perfección en sellos como Burning Heart. Como Downstairs, su directo fue mucho más duro y rápido de lo que son en disco, con lo que las canciones perdieron algo de valor frente a los saltos, los giros del bajista y el acelerón que pillaban todos los temas a los pocos segundos.
Si alguno de los grupos que formaron parte del festival tienen posibilidades de funcionar fuera de Finlandia más allá de escenas muy concretas no me cabe la menor duda de que se trata de Rubik. Hasta ocho músicos (mucha melena y mucha barba) en el escenario moviéndose en terrenos cercanos a los Arcade Fire más pop, con chispas de Clap Your Hands Say Yeah!, Friska Viljor o incluso de los I’m From Barcelona más serios. Resumiendo, algo bastante arreglado, melódico y eficaz, indie pop accesible y luminoso del de ahora mismo que, sin excesivas sorpresas, se deja querer con pasmosa facilidad. Escuchen “Motorik Haiku” y “Radiants” para descubrir entre qué terrenos se mueven. Cerraban la noche Lapko, la formación más venerada por los finlandeses. Prácticamente toda la sala coreaba sus temas, sin dejar de brincar en todo momento. Y no negaré de que sonaron muy compactos y con fuerza; el problema es que su propuesta guarda muchos puntos en común con las de Placebo o Muse, ambas poco cercanas a mis gustos. En todo caso, su cuarto larga duración, “A New Bohemia” -producido por D. James Goodwin (quien ha trabajado con artistas tan dispare como Thrusday, Devo o The Bravery)- está haciendo las delicias de sus fieles, con lo que si les gustan los de Brian Molko o Matt Bellamy no estaría de más que les brindasen una oportunidad.
Los encargados de abrir la segunda noche (en este caso en Helsinki) fueron los locales Cosmobile, que acaban de publicar su segundo largo, “Making Do”. Es una lástima que su actuación fuese posiblemente la más floja (en energía y en sonido) de todas. Y digo que es una lástima porque algunas de sus canciones no están mal, aunque describirles resulta algo complicado: tan pronto rememoran el sonido de la new wave de los ochenta (lo que les permite ir de Talking Heads a Joe Jackson) como uno les veía un no sé qué de los primeros Yeasayer. Curiosos teloneros para un grupo ya establecido como Disco Ensemble, la formación más conocida de Fullsteam más allá de su país de origen. El cuarteto lleva ya mucho camino recorrido, muchas giras internacionales y hasta referencias en una multinacional. Y, claro, eso se nota cuando suben a un escenario (aunque hubo diversos problemas de sonido durante su actuación), o cuando sus seguidores estallan en alaridos a cada inicio de tema. Con los años han aprendido a controlarse mucho más y, paso a paso, suenan menos hardcore y más rock. Diría también que más maduros, aunque aun tienen espíritu teen . De su nuevo material, “Pitch Black Cloud”, con sus coros épicos, es una buena muestra de hacia dónde se dirigen y “White Flag For Peace” de lo que han venido siendo.
Para acabar, Callisto actuaban en otro escenario de la capital finlandesa, aunque son originarios de Turku. Con decir que han acompañado en gira a The Ocean está todo dicho. El mortecino sonido de la sala les impidió acongojar al público, con lo que su post-metal ambiental, progresivo, gótico y espiritual se quedó a medias, tanto en los desarrollos más paisajísticos como en prácticamente todas las explosiones de rabia. Sin duda habrá que verles en mejores plazas.
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