El ambiente de la quinta edición de la fiesta demoscópica de Cantabria ha sido bien joven: ninguno de los integrantes de los grupos cántabros superaba los veinte años de edad, ni tampoco buena parte de los que se acercaron a verlos. Las dos bandas han sido la revelación del 2010 en nuestra región, cada una por sus propios méritos, pero todavía no habíamos tenido ocasión de verlas juntas sobre un mismo escenario.
Al escuchar a Crayolaser mucha gente se pregunta que cómo es posible que hayan tenido tiempo para asimilar toda la discografía de Pink Floyd a una edad tan temprana; porque la locura sonora por la que han sido elegidos mejor maqueta del año para esta revista es cosa seria. Psicodelia y rock progresivo hecho a base de toneladas de imaginación y de un desparpajo que les permite desbordar cualquiera de sus carencias técnicas y no agachar la cabeza ante ninguno de los grandes maestros de los setenta.
Y se ve que 45 Grados se han curtido a base de patearse cuantos escenarios se les han puesto por delante, así que en la demoscópica hicieron que su post punk adolescente sonara certero y pusiera a bailar al público. El fuerte catarro que sufría Carlos (voz y guitarra) pareció que les iba a meter en un aprieto, pero a base de energía y tablas consiguieron sacar todo adelante.
Fue una lástima que la fiesta se fuera de hora y que bastantes asistentes se hubieran retirado para cuando salieron a escena los madrileños Delco.“Hoy no vais a ver un concierto de hardcore”, dijeron al arrancar la actuación, y ni falta que les hacía: ofrecieron un inspirado recital de pop guitarrero al estilo clásico, e hicieron ver que ya es hora de dejar de considerarles una promesa para empezar a tratarles como toda una realidad.
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