Viernes 30 de Mayo
Puntuales, nerviosos y bajo un sol de justicia, Elecktra inauguraron el festival ante un numeroso público que supo agradecer la puesta en escena de esta banda madrileña. También desde Madrid, pero atacados por la premura de tiempo y por una prueba de sonido sobre la marcha, Sway vertieron más bilis y aun mayor contundencia metalera que la mostrada en su debut, para solaz del muy escaso público que congregaron en la carpa. Coilbox regresaban a Festimad por la puerta grande, y lo hizo ante miles de personas abriendo los conciertos en el escenario principal. Vatios y sudor fueron los condimentos que saltearon una puesta en escena no exenta de problemas de sonido. También desde el escenario grande, los vigueses Kannon se metieron al público en el bolsillo a golpe de rap-metal gracias a temas como “Imagina” o “Ruido”, que se solaparon al comienzo de la actuación de unos Hamlet que abarrotaron el escenario de El Lago. Su breve intervención apenas dio para repasar cómodamente sus éxitos, pero Molly y compañía lo hicieron tan bien como siempre. AFI obviaron sus primeros pasos, en los que se ceñían rigurosamente al libro de estilo del hardcore melódico, y repasaron sus últimos trabajos, de tintes más oscuros. Su punk, edulcorante del legado de Misfits, no dejó de ser un pastiche con poca consistencia pese a la experiencia atesorada. Mucha menos, sin duda, que la de Disturbed, que irrumpieron fuerte en escena pero acabaron invitando a la indiferencia, ya que no conseguían hacer brillar las guitarras, ni los aullidos de Draiman, ni las poses heavy-vacilona-agresivas que se marcaban. Mejor estuvieron Deftones, aunque ofreciendo dos caras: sobre el escenario, y pese al deficitario sonido, también vencieron los temas en los que predomina la atmósfera y aumenta el riesgo en detrimento de la rutina, ésos en los que parecen soñar con ser Radiohead desfigurando un repertorio heavy metal. Aunque para heavy el llenazo hasta la bandera del que disfrutó un Marilyn Manson cabaretero del que se esperaba más parafernalia grotesca y fetichista. Con todo, cumplió: provocación, obscenidad comedida, temas nuevos, la infalible “Beautiful People”, el clásico “Tainted Loved” y la estremecedora “Sweet Dreams” de Eurythmics.
Sábado 31 de Mayo
A una hora injusta para su potencial, Standstill se impusieron con uno de los conciertos más sólidos del festival, confirmando el cambio que supone su último disco, con temas donde el hardcore se encuentra con las melodías (“Ride Down The Slope”); apabullantes (“Not The Place”) y también contenidos, demostraron en cuarenta y cinco minutos por qué están en la cima del hardcore nacional. Sorkun también batallaron arduamente con la adversidad de tocar en un horario y a una temperatura nada favorables a sus intereses y a los de una propuesta recia y contundente pero matizada por detalles –la voz espléndida de Sorkun, principalmente- que precisan de una mayor atención. El hip hop de SFDK tuvo que luchar contra los elementos (el viento principalmente), y en la contienda las bases de Acción Sánchez no brillaron como deben y la voz de Zatu no tuvo la crudeza que demuestra “2001. Odisea en el lodo”, aunque levantaron los ánimos con “Desafío total” y acabaron ensayando un karaoke rapero con aquello de “De costa a costa / disfruten del show”. Ojos de Brujo tenían a un público cómodo, numeroso y dispuesto para balancearse al ritmo callejero del combo catalán que, con un repertorio cada vez más consolidado y unas contagiosas ganas en directo, no tuvo problema para convencer a propios y extraños en una de las actuaciones del festival. Hell Is For Heroes afrontaron su concierto con un entusiasmo que no logró contagiarse más allá de las primeras filas. Injustamente, porque su oferta era un valor casi seguro y su actuación fue una de las sorpresas más agradables de la jornada, al igual que la de Iffy, que con una fórmula sencilla de funk, pop, rock y un toque de electrónica pusieron a bailar a las primeras filas. Lo suyo no es nuevo, y a veces se queda sólo en repetido, pero es música fresca y solvente, con tema un (“Double Dutch”) que es valor seguro. Lo que no nos pilló de sorpresa fueron las buenas maneras de Asian Dub Foundation, porque, sin duda, uno de los mejores directos del festival fue el suyo, con una radical y contagiosa mezcla de drum´n´bass, dub, reggae y hip hop. Ni la lluvia (un aderezo más para la diversión) empañó a un público entregado por completo al combo anglo-pakistaní. Tras la tormenta, mucho público esperaba a Molotov, quienes se mostraron tan fiesteros como previsibles. Lo que no esperábamos era que Public Enemy pincharan en una actuación desapasionada. Con decir que lo más destacable fue su colaboración en un tema junto a Audioslave... en fin, que las viejas glorias no son eternas. Por su parte, Morello, Cornell y compañía presentaron un directo convincente, aparentemente rendidos a un público que disfrutó con su arenga setentera. Se suponía que ahí terminaba todo, pero el traslado de la actuación de Radio 4 a un horario indigno de su valía alargó un poco más el evento. Los que allí estuvimos encontramos a los de Nueva York entregados a un directo intenso aunque corto, dosificando las gemas de “Gotham” entre frenéticas guitarras y percusiones con pegajosos ritmos bailables, marcando un sello de calidad que pocos grupos dejaron ese día.
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