Música, fiesta y entorno natural
ConciertosFem (Fuerteventura En Música)

Música, fiesta y entorno natural

8 / 10
Miguel Amorós — 07-07-2025
Fecha — 05 julio, 2025
Fotografía — Hara Amorós

Cierto que en verano florecen muchos festivales, pero pocos como el feM. Un festival que se celebra en Fuerteventura, muy cerca de la preciosa Playa de la Concha en El Cotillo, al norte de la isla. 
Fuerteventura en Música son dos días de conciertos al aire libre, gratuitos, con buenos servicios, programación hecha con gusto y un solo y gran escenario en la arena de la playa.

Ahí se pueden saborear uno tras otro los conciertos sin tener que desplazarse. No hay cifras oficiales, pero sobre 10.000 personas acudieron entre los dos días y esa es una cantidad que se mantiene cada año. Sin embargo el crecer en espectadores no es algo prioritario para los organizadores, al contrario, ellos prefieren que el festival se pueda disfrutar y celebrar sin agobios y con buenas condiciones.
Un evento que nació en 2004 para defender de las garras inmobiliarias un entorno tan maravilloso como es el lugar donde se celebra y que fomenta el desarrollo de acciones sostenibles y respetuosas con la naturaleza. No es de extrañar, por tanto, que el súper grupo G-5 lo eligiera como punto de partida para empezar su gira, que el siciliano Roy Paci pasara por ahí en su retorno a las actuaciones en vivo o que Queen Omega estuviera encantada de ser invitada. Pero hubo mucho más en esta decimonovena edición y aquí se lo contamos.



Viernes 4 de julio de 2025



El súper grupo Rabiche, que une a cinco músicos canarios con dilatadas trayectorias profesionales, fueron los encargados de abrir el festival. Su unión, fruto de la amistad y del amor a la música, se ha convertido en el mejor vehiculo para su creatividad y sin limites de estilo. Música delicada y sugerente que cuesta etiquetar, folk rock, slowcore, americana, post rock, etc, que también explosionó en algunos momentos. Rabiche toma su nombre de un ave endémica de las islas, así que su música sirvió para que el festival empezara a volar.

Ellos crearon el paisaje ideal para recibir a Natalia Doco. Esta artista nacida en Buenos Aires y afincada en París, presentó sobre todo temas de su tercer disco “La Sagrada”, que celebra el poder femenino en toda su libertad. En directo creó un ambiente íntimo repleto de espiritualidad y su música, basada en el folklore sudamericano, pero de tintes modernos, también hizo bailar. Lo cierto es que el público era conocedor de su propuesta y ella confesó estar muy emocionada y cumplir el sueño de cantar ante tanta gente que entendía lo que decía. Casi al final su versión del “Quédate Luna” de Devendra Banhart fue realmente emotiva.

Pero llegó la frescura, la desvergüenza y la fiesta del G-5 (Kiko Veneno, Muchachito, El Canijo, Diego Ratón y Tomasito). Si cada uno de los componentes de este súper grupo puede alegrarte la noche, juntos es una completa diversión. Según cuenta la leyenda, se volvieron a unir para gastarse unos fondos de royalties que tenían y surgió la idea de reeditar su primer disco con un par de temas más. Pero fue juntarse y empezaron a pasarles “cosas” que ellos transformaron en nuevas canciones, porque como dice Kiko “con ellos, componer no duele”, así que grabaron otro disco. 
Como hemos dicho, esta actuación era la primera de su gira y había expectación por ver cómo iba a ser su directo. Pues aparecieron vestidos de presidiarios, corriendo y perseguidos por algunos policías que pretendían meterlos en esas celdas que les han mantenido diecinueve años en silencio. No lo consiguieron, claro, y allí estaban los cinco en línea. Muchachito y Ratón en las esquinas, en medio Tomasito y a sus lados Canijo y Kiko. Reforzados detrás con Juan Ramón Caramés al bajo y El Teto a la batería y percusiones. El público se mostró muy cómplice y aunque no se sabía las nuevas canciones, no paró ni un momento de animarlos y bailar. Hicieron un repaso a sus dos discos con casi una veintena de sus composiciones. Momentos especiales con ese contagioso mantra vocal de “Badajoz”. Las vigorosas “Calla” y “La oreja baila sola”, a esa velocidad que le imprime Muchachito y que tan bien articula con Ratón. La evocadora “Sancti Petri Boulevard”. O esa ocurrente “Afectados por las galletas” con la que hicieron que todo el público corease “¡vaya vacilón más bueno que llevamos!”. No queremos desvelar todas las sorpresas, pero en “Vaya Sarao” y con cambio de vestuario, cuando cantaron el estribillo que da titulo al nuevo disco, aparecieron un montón de colchonetas volando entre el público y que alguno utilizó para surfear subido encima de ellas. Inevitable el “Volando voy” para acabar. Les espera una buena gira y tienen la juega asegurada allá donde vayan.

Del desenfreno del G-5 a la propuesta bailable de Calle Mambo. Los chilenos están inmersos en un larga gira por Europa presentando su reciente trabajo “Retumba la Tierra”, una celebración de la identidad latinoamericana y también una llamada a mirar el presente con conciencia. Utilizan una amplia variedad de instrumentos andinos y caribeños y en está gira cuentan con el apoyo de la arrolladora rapera Cosmika. Aunque su nombre nació de tocar mambo en las calles de Munich, su efectiva mezcla de folklore latino, música electrónica y urbana, está hecha para animar a bailar, pero sin despreciar sus mensajes. En “Traporal”, mezcla de trap y caporal, danza afroboliviana, cantaron “¡No van a parar hasta apoderarse de nuestra libertad!…ellos quieren agotar la reserva natural, deportando emigrantes que solo quieren trabajar”. O en “Rumbo al Norte” con beats electrónicos y ritmo caribeño, rapearon “muchos nunca vuelven, gritos en el camino”, o sea una denuncia sobre los que se juegan la vida en el Mediterráneo y un canto a la resiliencia humana. Su entrega física fue admirable y traspasaron su energía a un público que no paró de botar con ellos.

Para rematar la noche los franceses Lehmanns Brothers que se presentaron diciendo “somos un grupo de groove y funky” y lo demostraron transformando el escenario en una disco de jazz-funk de los setenta. Su cóctel musical con elementos de hip-hop, nu-soul y house fue un vibrante cierre para los conciertos del primer día.

Sábado 5 de julio de 2025



El sábado fue David Rodríguez “el Majorero”, virtuoso del timple, el que presentó su nuevo proyecto “ContraVentura”, donde musicalmente profundiza en las raíces de las islas canarias y en especial su Fuerteventura natal, pero con tintes de folk, jazz y rock. El público lo recibió con atención e ilusión.

Y llegó la vuelta a los escenarios del siciliano Roy Paci & Aretuska con su “Live, Love & Dance Tour”. Paci conoce bien el ambiente español, ha pasado tiempo en la banda de Manu Chao, ha vivido en Barcelona y sabe como funciona todo aquí. Llevar su arrolladora mezcla de ska, reggae, cumbia, samba y jazz, de puro sabor mediterráneo a un festival es apostar a caballo ganador. Así que su setlist con algunas de las piezas más enérgicas y disfrutonas de sus ocho discos, apoyado en su efectiva banda, funcionaron a la perfección. No faltaron sus clásicos, “Grande la media noche” o “Italiano a Barcellona”. Dedicó, muy cabreado, la balcánica “Malarazza” “a los 8 ó 9 grandes capitalistas de mierda de este mundo que son la verdadera mafia”. Y también tocó una de las últimas canciones que ha compuesto, “Tromba”, como homenaje a su inseparable trompeta Sofía, pero que contiene un texto irónico que denuncia los males de nuestro tiempo. Se despidió poniendo a todo el mundo a baliar con “Toda joia toda beleza”, tema que compuso con Manu Chao.

Queen Omega & The Royal Souls

El plato fuerte del día lo asumió la nueva embajadora mundial del reggae, Queen Omega & The Royal Souls desde Trinidad y Tobago. No es una recién llegada porque lleva más de veinte años de carrera y eso se nota, y mucho, en su pletorita puesta en escena. Una banda completa, con dos excepcionales coristas (que tuvieron su momento estelar), y que siguieron a pies juntillas a la reina.
Pero su propuesta va algo más allá del roots reggae. Su poderosa voz, que bebe de Aretha Franklin o Anita Baker, deslumbró en temas más soul como “Head above the water”. O recordó la locura rhythm&blues de The Blues Brothers en “Jahmazing Grace”. Aunque ella abraza la fe rastafari y lanzó los clásicos mensajes de “unity, peace and love”, también defendió la lucha por la independencia femenina, como en “Black Woman”. Tremenda fue la versión del “Elevate” que encendió al público. Se despidió a lo grande con su éxito mundial “No Love Dubplate”.

Justo dejó el ambiente preparado para Baiuca y su folktrónica gallega, garantía de celebración festiva. Desde que editó su tercer disco, “Barullo”, han preparado un nuevo show que, visto lo visto, funciona incluso mejor que el anterior. Ahora a Alejandro Guillán, junto a sus cómplices cantareiras-pandereteiras Alejandra y Andrea Montero y el percusionista Xosé Lois Romero, se les ha unido la cantautora gallega Antía Muiño y Adrián Canoura a los visuales, creando un show compacto y sin fisuras. Sonaron potentes esas bases de “Mangueira”. Radiantes fueron “Vai tu” o “Paxaro do Demo” (que cantara Xoel López) y no faltaron su éxito “Veleno” o la muñerira de “Ribeirana”, todas para ser cantadas y bailadas. Y aunque no debería ser sorprendente, emociona ver como, por ejemplo en “Fisterra” (que hiciera junto a Carlangas), multitud del público en Fuerteventura la cantó en gallego.

Y con la misión de convertir la playa de La Concha en una pista de baile, llegaron los neerlandeses Kraak & Smaak. No les resultó complicado hacerlo y su combinación de funk, electrónica, disco y dance encantó a un público completamente entregado al baile. En el pasado 2023 celebraron su vigésimo aniversario y aún siguen de fiesta. Aunque nacieron como trío, se presentaron en sexteto porque contaron con la apasionada Berenice Van Leer a las voces y con el multiinstrumentista y también cantante Ivar Vermeulen. Con temas como “Squeeze Me”, “Plastic People” o “Naked” montaron su propia discoteca al lado de la playa. Acabaron subiéndose a la valla del foso con todo el personal enfervorecido. Gran final.

Mención especial para Dj Carballeira que se encargó de animar todos los interludios entre las bandas y además cerrar cada día. Todo un maratón que resolvió eficientemente con festivas músicas de todos los tiempos, desde The Clash a Califato ¾, de The Doors a Zoufris Maracas y cumpliendo con su lema “bailar es un verbo en plural”. Diríamos que ese “plural” se convirtió en una multitud celebrando con él la música.

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