Éxito rotundo del primer festival de metal que ha recalado en Barcelona desde los dos lejanos Monsters Of Rock o el Clash Of The Titans de principios de los noventa. Había ganas y, por si alguien lo dudaba, hay también mucho público ávido de sonidos duros. Concretamente, más de cuarenta mil personas que abarrotaron el recinto del Parc del Fòrum como nunca antes se había visto y que desbordaron los servicios, especialmente las casetas de comida y los lavabos, claramente insuficientes. Ésta ha sido la única nota negativa del itinerante Sonisphere, festival superlativo en el apartado artístico, con algunos de los grupos más destacados de la actualidad metálica internacional capitaneados por unos renacidos Metallica. La jornada empezó a las tres y media de la tarde con la actuación de los barceloneses The Eyes, que presentaban su nuevo disco “Insignis”, cuya calidad obligó a algún que otro despistado a cuestionarse si realmente no se trataba de una banda sueca o norteamericana. Con el nuevo cantante, Jordi, ya plenamente integrado, el grupo mostró tablas y profesionalidad en una descarga corta pero brutalmente intensa. Tomaron el relevo los franceses Gojira, con su inclasificable propuesta en algún punto entre Death y Meshuggah. Su vocalista, Joe Duplantier, se mostró crecido ante una audiencia ya bastante numerosa, con una de las voces más guturales jamás oídas en el Fórum y con temas tan originales y contundentes como “Oroborus”, “Flying Whales” o la final “Vacuity”. Hasta Randy Blythe de Lamb Of God salió a cantar un tema junto a ellos. Soziedad Alkohólika estrenaron el escenario grande con su noqueante hardcore metal urbano. Presentaban su último y excelente “Mala sangre”, aunque también rescataron temas de su ya dilatada trayectoria como “Piedra contra tijera”, “No kiero participar” o las más celebradas “S.h.a.k.t.a.l.e.” y “Nos vimos en Berlín”. La actuación de Mastodon era una de las más esperadas. Y no defraudaron. Liderados por Troy Sanders y un sobrenatural Brent Hinds, los de Atlanta arrancaron con la cósmica “Oblivion”, a priori la más complicada dado el complejo tratamiento de las voces en estudio, pero que el cuarteto supo resolver con dignidad. Les siguieron la alocada “Bladecatcher”, “The Wolf Is Loose”, “Crystal Skull”, la más ambiental “The Czar”, la muy Neurosis “Crack The Skye” y unas tremebundas “Blood And Thunder” y “March Of The Fire Ants”. Un diez para una de las bandas más completas e innovadoras que ha dado el metal en la última década. Desde Virginia, Lamb Of God, herederos de la actitud y la mala uva de los Pantera más agresivos, hicieron gala de su ‘puro metal americano’, como rezaba el telón de fondo. Abrieron con “In Your Words” y “Set To Fail”, ambas de su exitoso “Wrath”, y Mark Morton demostró ser una imparable máquina de riffs. Contras: la ausencia de hits y una cierta linealidad. Down, liderados por el icónico Phil Anselmo –su look a lo mohicano recordaba sus primeros años en Pantera-, triunfaron con su brumoso doom metal cargado de riffs sabbathianos y melodías sureñas. Sonaron grandiosas y clásicas “Lifer”, “New Orleans Is A Dying Whore”, “Stone The Crow”, “Swan Song” y una final “Bury Me In Smoke” convertida en impagable jam session, con Morton de Lamb Of God y tres cuartas partes de Mastodon encima del escenario. Memorable. Machine Head estuvieron correctos aunque lejos de su apabullante descarga en el reciente KobetaSonik. Empezaron de forma espectacular con “Imperium” y “Ten Ton Hammer”, seguidas de cañonazos como “Old”, “Bulldozer” o “Aesthetics Of Hate”, pero su energía se fue diluyendo hasta terminar con una desdibujada “Davidian”. Como de costumbre, los enmascarados Slipknot salieron a arrasar con todo. Puede que el directo de los de Iowa haya perdido peligro y espontaneidad, pero sigue siendo matador. Sus logros: fundir el legado del mejor metal extremo –léase ritmos y riffs de guitarra propios del grindcore y el death- con un agudo olfato para la melodía y los estribillos con gancho. Súmenle un insólito sentido del espectáculo, con nueve bastardos que no paran ni un segundo y plataformas giratorias para la batería y el percusionista Clown –Chris Fehn fue baja por motivos personales-, y pónganlo al servicio de un repertorio arrollador: de “(Sic)” y “Eyeless” a “Psychosocial” o “Sulfur”, pasando por “Duality”, “Before I Forget” o el delirio final con “People=Shit”, “Surfacing” y “Spit It Out”. Supongo que quienes les acusan de comerciales y blandos desayunan cereales cada día escuchando Morbid Angel y Cannibal Corpse. Porque Slipknot sí. Y pasada la medianoche llegó el momento de Metallica, los reyes destronados del heavy metal que, visto lo visto, pueden volver a lucir su corona con total orgullo. Veníamos avisados ya con su inesperado retorno al buen camino mediante “Death Magnetic”, eslabón perdido entre sus obras “…And Justice For All” y “Black Album”. De hecho, lo defendieron con éxito con cuatro temas: “Broken, Beat & Scarred”, “All Nightmare Long”, la épica “The Day That Never Comes” y una desbocada “My Apocalypse”. Ninguna sonó a relleno, aunque llegaron precedidas de un inicio de locura con “Fight Fire With Fire”, “Creeping Death” y “No Remorse”, triunvirato que por sí solo define todo el thrash metal. Gritos, euforia, cuernos al aire. Les siguieron canciones más rock como “Of Wolf And Man”, “Sad But True” o la balada “Nothing Else Matters”, así como el clásico “One”, con despliegue pirotécnico incluido. Ni rastro de su etapa “Load”/”Reload”/”St. Anger” más allá de un fragmento de “Wasting My Hate” al final del show. Éste culminó de forma adrenalítica con “Master Of Puppets”, “Blackened” y, ya en los bises, con su versión de “Stone Cold Crazy” de Queen, una sorprendente “Phantom Lord” y “Seek And Destroy”, ambas tan enérgicas como en el 83. James Hetfield –¿el mejor frontman del género?- dedicó esta última a todas las bandas del cartel y expresó su gratitud a los más de cuarenta mil presentes por hacer posible semejante celebración del heavy metal. Esperemos que no tengan que pasar otros casi veinte años para que vuelva a repetirse.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.