Espectacular y arrollador arranque del festival La Mar de Músicas de Cartagena en su primer fin de semana. Entre la ansiada vuelta a los escenarios del senegalés Youssou N’Dour y la creciente popularidad de los puertorriqueños Calle 13, el festival inició la celebración de su veinteavo aniversario por todo lo alto.
Youssou N'Dour viene de pasar dos años dedicados a la política, ya que ha sido durante este período ministro de cultura y turismo de su país. Y si antes había aparcado la música para dedicarse de lleno a “una misión por la salud de su país”, ahora lo hace al revés, deja sus labores diplomáticas, tras algún desengaño, y asegura que “la música es poder. Si quieres llegar a la gente, la música es más rápida que la política”. Sin duda ese es un gran debate, pero lo que no tuvo discusión fue su gran actuación. Anunciada como un “best of” de sus últimos veinte años y para demostrar que sigue en activo, su actuación acompañada de hasta doce músicos africanos y un bailarín-acróbata fue memorable. Apareció su banda y tras el “speech” del divertido y virtuoso percusionista Babacar, salió Youssou, todo de blanco, algo más delgado físicamente, pero con él mismo carisma de siempre y manteniendo esa excelente y estremecedora voz. Ya solo las dos primeras canciones fueron autenticas joyas, la esperanzadora “Mame Bamba” y la irresistible (al baile) “Beykat”. El senegalés es un asiduo a este festival y siempre atrae un nutrido público africano, quizá en esta ocasión no tan numeroso como otros años, pero siempre son los primeros que no se resisten a esa invitación al baile que son sus actuaciones. Inevitablemente sonó el reivindicativo “Nelson Mandela”, (¡que data de 1986!) ya que todo su nuevo tour está dedicado a su figura, u otros clásicos como “Set” o la preciosa y solemne “Birima”. Pero fueron la popular “7 Seconds” y la estremecedora “New Africa” las que completaron una primera parte de éxitos, digamos, occidentales. A partir de entonces empezó una excelente lección de mbalax, ese rítmico género africano proveniente de la etnia wolof. Y es que justamente Youssou acaba de editar “Fàtteliku”, un disco de solo cuatro temas que son versiones actualizadas de canciones tradicionales (tradi-modernas las llama él) y que inaugura una serie de trabajos cortos que saldrán cada año el 4 de abril, el día de la independencia de Senegal. Pues esos temas imparables, y repletos de mensajes positivos y panafricanistas, sonaron en la recta final de su concierto, evidenciando que en la música aún le queda mucho por decir. Y seguro que en política también.
Por su parte Calle13, al día siguiente, no fueron menos celebrados, ya que se habían agotado sus entradas semanas antes y la expectación y predisposición para ver a los puertorriqueños era grande. En pocos años han evolucionado musicalmente y han visto como su popularidad se ha multiplicado. Si a eso le añadimos el arrollador directo que tienen, diríamos que han conseguido merecidamente el estatus de gran grupo. De hecho están inmersos en un amplia gira para presentar su estimulante nuevo disco, “MultiViral”, que empezó en marzo y ha recorrido Paraguay, Uruguay, Chile, Venezuela, Colombia, Costa Rica, México, Caribe, Estados Unidos, Europa y que llegará a Asia, Australia y Canadá. En España han hecho ocho fechas y todas con gran éxito. Para cualquiera que les haya visto, no le sorprenderá. Acompañados de una efectiva banda de once componentes (sección de metales, percusiones, bajo, guitarra), con un Rene (Residente) ejerciendo de frontman vibrante, enérgico y comunicativo, con un Eduardo (Visitante) controlando la variada música y añadiendo teclados, guitarra, acordeón o lo que hiciera falta y con una Ileana (PG-13) excelente a los coros y rapeos de ayuda. Empezaron con “Fiesta de Locos” y todo el público se encendió, pero es que el fuego no paró hasta que sonó, más de dos horas después, la arrolladora “Vamo’ a portarnos mal”. Entremedio casi una veintena de canciones de todo su repertorio con puntos álgidos (sobre todo por el “refuerzo coral” del público) en “El aguante”, “Adentro” o el ya clásico “Atréve Te Te”. Y es que casi sin darse cuenta han roto barreras musicales. Ahora nadie los podrá catalogar como grupo de reggaeton, porque son capaces de pasar de una balada de cantautor como en “Ojos Color Sol” a la carga metal de “Multi_Viral” y que en directo fue una bomba. Es posible que su actual éxito se deba a que su propuesta es honesta y genuina, e incluso diría que no son demasiado conscientes de que sus letras pueden levantar ampollas, porque para ellos simplemente están hablando de las cosas que le rodean, sea del amor o de la situación social que viven cada día. Aunque nos hacen dudar escuchando alguna de sus frases, como por ejemplo: “cuando la tiranía es ley, la revolución es orden”.
Pero ese mismo fin de semana hubo más conciertos.
El viernes antes del concierto de Youssou, y en el cómodo Auditorio El Batel, el pianista, compositor y productor noruego Bugge Wesseltoft (no hay que olvidar que Noruega es el país invitado al festival), presentó su proyecto multinacional Ok World. Una propuesta donde se cruzan músicos virtuosos de diferentes países, entre ellos el guitarrista flamenco Josemi Carmona. El resultado fue una música con cierto adn étnico y agradable, pero quizás le faltó algo de pasión. Después de ellos y en el mismo escenario fue el cantaor Arcángel el que mostró “Estruna”, un trabajo de colaboración entre el flamenco y la tradición vocal búlgara. Dos guitarras, una de ellas el gran Dani de Morón, bajo y percusión, que junto a las Nuevas Voces Búlgaras (seis voces femeninas y una masculina) dejaron momentos brillantes, pero revelaron que no es un trabajo sencillo y que aún hay caminos por recorrer.
Ese mismo viernes, ya de madrugada y después de la actuación de Youssou N’Dour, los tanzanos Jagwa Music en el Castillo Árabe “giraron la cabeza” a los que llegaban del auditorio Parque Torres, porque se encontraron con cuatro percusionistas incansables, un teclista con un Casio (diría que de primera generación), un rapero-cantante entre la tradición y la modernidad y una espectacular y eléctrica bailarina. Al estilo de los Konono nº1, estos músicos desarrollan el mchiriku, unos ritmos repetitivos e incesantes que, o te agobian en profundidad, o si entras en ellos, te pueden llevar al trance. Ya está tardando el Sónar en traerlos el año que viene.
En otra onda completamente diferente, el trabajo de otro noruego, el trompetista Nils Petter Molvaer. En el bonito escenario de La Catedral, y en solitario, hizo una sesión de una hora de improvisación (aunque muy trabajada) y non-stop. Sobre unas bases muy ambient y relajadas, se dejó llevar por los efluvios jazzísticos que extraía de su trompeta. Música para sumergirse en ella, lástima que en algún momento el ruido exterior fuera demasiado alto.
No queremos dejar de nombrar a los colombianos Sytema Solar. Ellos también actuaron en el Castillo Árabe, pero el sábado, y recogieron a los que venían de bailar con Calle 13. A pesar que llegaron en formación reducida (solo un percusionista, dos MC’s y un Dj), su propuesta es cuanto menos original y llevan al escenario lo que puede ser una buena fiesta de barrio en el caribe. Es cumbia, pero también tiene electrónica, y a su vez hay mucha percusión y mucha energía en el escenario.
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