El cabeza de cartel festival Pròxims de este año era Manel, sin lugar a dudas, y el resto de grupos lo tenían muy difícil para destacar en una noche que iba a ser claramente de Guillem Gisbert y los suyos.
A eso de las ocho de la tarde subieron al escenario los debutantes Bremen, que después de un largo tiempo rodando su primer disco, “Les cançons que vindran”, conseguían un concierto sólido y más que entretenido, a pesar del poco público que tenían delante: el Poble Espanyol estaba medio vacío a esas horas. Eso tampoco fue un impedimento para unos crecidos Mine!, que animaron el cotarro mientras caía la tarde. Pero el sentimiento general del público era más parecido a un “vamos a hacer tiempo con los teloneros mientras esperamos a Manel”.
The Free Fall Band empezaron a una hora en la que el recinto empezaba a llenarse, y el ritmo del festival lo agradeció. El ambiente veraniego era idóneo para escuchar su ukelele, y probablemente se convirtieron en el gran descubrimiento de la noche para todos aquellos fans de los primeros Manel que visitaban el Pròxims para recuperar las sensaciones de ese verano de 2008 y que no habían atendido a una banda que ha formado parte ya de diversos festivales y que formó parte de las Fiestas Demoscópicas de MondoSonoro hace un par de años.
No hay festival que se precie que no cuente con Dorian entre los principales grupos del cartel. Los más habituales les habrán visto en diversas ocasiones, con lo que lo tenían difícil para sorprender, pero consiguieron un señor concierto, dinámico, enérgico y un potente preludio para lo que se avecinaba. Aunque, como es costumbre en ellos, el público no acabó de animarse al cien por cien hasta que llegó “A cualquier otra parte”.
Manel sabían que iban a llegar y besar el santo, conscientes que buena parte del público les iba a ver a ellos. Con los primeros acordes de “Ves bruixot” parecían sentenciar que ahora lo que ellos hacían era conciertos en formato festival. Como si Guillem, de forma inconsciente, nos dijera “Olvidaos del formato fiesta mayor de ‘Els millors professors europeus’ y de las sobrecargas instrumentales de ‘10 milles per veure una bona armadura’, porque ahora somos grandes”. Y se les notó con una formación que olvida los vientos y los ukeleles, mucho más eléctrica y con un sonido mucho más consistente. “Ai Yoko”, “Ja era fort” o “El gran salt” sonaron rotundas: Manel esta vez habían ensayado fuerte para conseguir un recital que no decayera en ritmo, que fuera de menos a más. Habían aprendido la lección. Se permitieron el lujo de desgranar su último “Atletes, baixin de l’escenari” con pelos y señales, sabiendo que los hits de antaño debían colocarse al final. Todo milimetrado.
“A veure què en fem”, “Banda de rock”, “Mort d’un heroi romàntic”, “Imagina’t un nen”, “Desapareixíem lentament” iban sucediéndose entre alguna canción antigua (o clásica, según se quiera) como “Boomerang” o “La gent normal”, que animaron a corear a un público absorbido por la nueva potencia escénica de Manel. Ellos venían a jugar, a experimentar, a pedir al público que hiciera bailes extraños y a investigar hasta dónde llegaba su influencia como showmans.
“Ai Dolors” y “Benvolgut” fueron de las únicas canciones de su nuevo repertorio que recordaban a aquellos Manel inocentes que conocimos hace años, y el público las agradeció cantándolas a pleno pulmón, en uno de los puntos álgidos de la noche.
Tras el habitual “me voy del escenario, pero vuelvo al medio minuto”, entonaron la última de las canciones de su último disco, “Un directiu em va acomiadar”, muy de la época que nos ha tocado vivir. Pero “Teresa Rampell” fue el gran hit de la noche, el que demostraba que Manel son ahora un grupo consolidado y maduro.
¿Qué ya no son cercanos al público? Es cierto. ¿Qué han perdido frescura? También es verdad. ¿Qué han dividido a la sociedad entre los fans y los haters de Manel? Probablemente. Pero nadie puede discutir que, encima de un escenario, son capaces de mover masas. Y sino, que se lo digan al público del Pròxims, que cerró la noche de forma vibrante con un cántico ya clásico: “Al mar”.
Thinking like that is really imipvssree