Los pasados viernes 7 y sábado 8 de noviembre pudimos disfrutar de una de las citas obligadas del otoño: el Festival MAZ de Basauri. Dos días de perros en los que bien ha merecido la pena superar la pereza y olvidarse del frío y de la lluvia para escuchar, saltar y bailar en el Social Antzokia a cinco grupos estatales.
El evento en el que en años pasados hemos llegado a disfrutar de artistas internacionales de la talla de The pains of being pure at heart o Mike Farris cuenta además con una programación gratuita de mañana (Txiki MAZ para los más pequeños) y de tarde (MAZ kalean). Quienes se acercaron el sábado por la tarde pudieron ver gratis a Ben Santana (ganador de Rockein en 2024), a Rubia y Monday Potions, grupo bilbaíno que está dando mucho que hablar en los últimos meses.
La primera jornada la abrieron los madrileños Toundra que ofrecieron uno de sus últimos conciertos antes de encerrarse a grabar nuevo álbum. El grupo más conocido del postrock español dio un impecable concierto de 11 temas instrumentales en el que fuimos poco a poco entrando en calor, desde “Cobra” hasta “Cielo negro” pasando por “Mojave”. Como dato curioso, a falta de micrófonos, los madrileños tenían que levantar sus brazos para jalear al público. Buen concierto y excelente sonido.

Les siguieron León Benavente a quienes habíamos visto recientemente en DalecandELA Fest. Los causantes del rápido sold-out del viernes vinieron una vez más para triunfar. El sonido esta vez no estuvo de su lado y nos tuvimos que acercar a las primeras filas para que fuera un poco más envolvente. A pesar de todo, desde el primer acorde consiguieron que todo el público empezara a disfrutar de lo lindo. Abrieron con “Úsame/tírame”, primer tema de su Nueva sinfonía sobre el caos y acto seguido consiguieron que todo el mundo coreara “A la moda” en cuyo estribillo canta Abraham Boba con sorna “Sé que esto no es América y me basta con ser uno más”. Efectivamente, esto no es América, ésta es la tierra de la fiesta y la siesta como mejor receta del filósofo Byung-Chul Han contra el consumismo individualista en su reciente visita a nuestras latitudes.
Aquí no tenemos filósofos tan influyentes pero tenemos artistas como León Benavente o a Los Punsetes para hacer análisis social llenos de acidez y reírnos con cinismo para no caer en la depresión frente al panorama actual. Siguieron himnos como “ Ánimo valiente” o “California”, hicimos karaoke en la muy kraut “Tipo D” , nos volvimos todos locxs en “Ser brigada” repitiendo “lololololo” como en las canciones de aquellos Fratellis y bailó hasta el apuntador con “En el festín”. El siempre elegante Boba se dio un baño de masas entre el público (mucha más asistencia femenina que al día siguiente, todo hay que decir) con “Ayer salí” y todxs contentxs a casa o a seguir de bares.

La jornada del sábado la abrieron los jovencísimos Edgar Allan Pop venidos de Madrid pero capitaneados por la alavesa Beatriz Álvaro. Detrás de este nombre no se esconde ningún conjunto de tontipop, sino un grupo de chicas y chicos que actualizan los ingredientes que ya analizó Eric Green en el documental Beautiful Noise: la presencia de chicas que aporta el contrapunto al rollo machuno imperante en el rock, el equilibrio entre ruido y melodía, el gusto por la oscuridad y lo etéreo que definieron en su día el shoegaze y el dreampop de Slowdive, Cocteau Twins o My bloody Valentine.
Los madrileños dieron un conciertazo con un sonido impecable de pop delicado y melancólico cimentado sobre un baterista que sabe muy bien lo que hace. Todo un soplo de aire fresco en la escena del indie-pop-rock de cada vez mayor edad media. Nos ofrecieron un set de 11 temas con letras elaboradas y nostálgicas como la de la gótica “La caída de los Santos”, o la joya “Depresión sin épica” que culmina con “ El futuro avanza en retroceso, el pasado no es más que un recuerdo, el futuro avanza en retroceso, mira hacia el presente que ahora es nuestro”. Versionaron “Toro” del Columpio Asesino y terminaron con los claroscuros de “Una sombra negra”, muy en la línea de los gallegos Nadadora (a quienes nos confesaron no conocer), los cuales han vuelto mil años después (aplaudimos!). Los seguiremos de cerca. A ambos.
La noche siguió con la artillería pesada de los gallegos Triángulo de amor bizarro. Nos sobran las palabras. Qué decir de este grupo y de su sonido a quienes no nos cansamos de ver en directo. El trío de ases abrió con el ritmo reggae de “No eres tú”, siguió con la locura kraut de “Robo tu tiempo” y volvió a la caña del primer disco con “¿Quienes son los curanderos?”. En las primeras filas nos pusimos como el diablo de Tasmania con hitazos como “El fantasma de la transición” , “Baila Sumeria”, “Barca quemada” o “Vigilantes del espejo” y también hubo lugar para piezas más lentas como “ASMR para ti”, “Fukushima” o “Estrellas místicas”. La sombra alargada de Jesus and Mary Chain, Surfin´Bichos y New Order les sienta pero que muy bien.
El espectáculo se cerró con el broche final de Los Punsetes. Ésta vez Ariadna nos sorprendió con una peluca como de grupo de hairmetal y unos anchos pantalones de cuadros escoceses. Ya desde el principio nos volvieron a recalcar que se ríen de cualquier “Opinión de mierda”, también se mofan de los bancos en “TIN/TAE” y no les importa si “Vas hablando mal de mí”. Una ocasión inmejorable para volver a verlos en directo o para descubrir la genialidad de sus letras (“Madrid me ataca”, “Viva”, “Maricas”, “Tus amigos”, “Una persona sospechosa”) y de su música que mezcla, entre otros, el garaje, el indie, el punk y los ritmos de las girl bands de los años 60. Vivan los festivales pequeños como éste, hechos desde el buen gusto, con precios populares tanto en la entrada como en la barra y alejados de las garras del turbocapitalismo imperante.

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