Cuentan los que saben que el Cosquin Rock es en Argentina el equivalente al Coachella Valley Music and Arts Festival, el festival más importante de Estados Unidos, el que más publico mueve, bandas reúne y dinero genera; no necesariamente por ese orden. Su viaje a la vieja Europa recala por segunda vez en Valladolid, en ese rebautizado Pingüinos Arena, un lugar puede que muy apropiado para su destino inicial, pero que se antoja algo más complicado para este tipo de actividades. Por eso, no está de más señalar que la organización fue excelente tanto en la parte técnica (sonido y un plan de horarios cumplido a rajatabla), como por la amabilidad de sus responsables.
Dos escenarios enfrentados; Escenario Valladolid -el principal- y Escenario Vibra Mahou. Sobre este a las 17.00 horas los mejicanos La Garfield arrancaron el festival, a esa hora tan temprana y con un calor abrasador, los pocos presentes (muchos de ellos conocedores y devotos de la formación mexicana) disfrutaron de una banda que hizo bailar a unos cuantos. Arrancaron el escenario principal Silvestre y la Naranja, a eso de las 17.40 horas, con una mezcla de rock alternativo potente, pero que se fue diluyendo un poco a medida que avanzaba el reloj, aunque concentraron, a la vista de banderas y camisetas de Maradona, a bastantes fervientes seguidores.
Puntuales a su fin surgieron en el escenario contrario León Gieco, una leyenda viviente del rock argentino rodeado de Agarrate Catalina, una murga uruguaya que resultaron de lo mejor de toda la jornada… casi sesenta minutos de compromiso social y música cargada de poesía y mensaje. Marlena, el dúo formado por Ana Legazpi y Carolina Moyano, arrancaron después en el escenario principal. Un dúo madrileño con banda para la ocasión, del que dicen que es una de las promesas de este negocio. Pop-rock cargado de toques urbanos que también suman su buena colección de seguidores.
El momento álgido de la tarde/noche llegó a las 20.00, cuando Duncan Dhu (en la foto) aparecieron para celebrar esos cuarenta años de carrera que atesoran y nos llevaron paseando por “Una Calle de París” a “En algún lugar”; donde vimos un “Jardín de rosas” y volaron “Cien gaviotas” ...pura magia. Una de las apuestas fuertes del festival eran los británicos The Kooks, que con lo que ellos denominan pop/punk, engancharon a una audiencia ya a esas horas mucho más numerosa. Barry B llegó desde Aranda de Duero pasando por Madrid y, el que dicen que es uno de los talentos emergentes que está despuntando en el panorama pop rock más alternativo a nivel nacional, dejo la noche preparada para la gran apuesta del festival.
A las 22.45 y ahora ya sí con toda la gente dentro del recinto, apareció -entre humo y mucha expectación- el colombiano Sebastián Yatra, que no dejó de lado sus grandes éxitos para respiro de sus fans. Sonó así esa combinación de reguetón, trap o EDM que queda reflejada en temas como "Tacones Rojos", "Traicionera", “2 AM”, “Vagabundo” o "Pareja del Año". Luego llegaron YSY A, referente del trap argentino; NDLR -el proyecto de Rubén Sierra de La Pegatina-, o Love Of Lesbian, uno de los referentes indiscutible del indie español que sobre el escenario hicieron honor a ese título. Como cierre de una más que agradable velada quedaba el Instituto Mexicano del Sonido de Camilo Lara, esparciendo a los cuatro vientos su característico mestizaje de sonidos tradicionales mexicanos y electrónica. De todo y para todos, en la edición 2025 de Cosquin Rock.

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