“Teníamos cierta ambición de dejar huella”, recordaba Eloi Boucherie, cantante de Vidres a la Sang, en una entrevista conjunta con Foscor, ambas formaciones capitales del metal catalán, publicada en esta revista en 2019. El músico remarcaba, al mismo tiempo: “Nuestro principal objetivo es disfrutar de las cosas que hacemos y lo que venga más allá de esto, bienvenido sea”.
Tras vivir una noche como la de la reciente Diada en la sala Paral·lel 62, las dos aspiraciones parecen convivir, por fin, en mayor armonía que nunca. Y es que la actuación de Vidres a la Sang liderando la primera edición del festival Catalunya Triomfant, impulsado por los compañeros de Hello Cleveland y Blood Fire Death, ha constatado que la pasión y la integridad de los distintos grupos del cartel se mantienen intactas y que la afición responde, con más de un millar de entradas vendidas.
Hay tradición, bandas y público, como bien saben todos aquellos que pisan conciertos de este estilo desde hace décadas, casi siempre en emplazamientos mucho más reducidos; pero la de este 11 de septiembre se puede calificar ya de fecha histórica, sin riesgo de sonar grandilocuente: por reunir seis bandas representativas del presente del género en nuestro país y que cantan en catalán; por hacerlo en una fecha tan señalada, y por poder disfrutarlas en unas condiciones mejores a las habituales.
Este último hecho se hizo evidente desde el arranque, pocos minutos después de las 17:14 horas, a cargo de Assot, grupo de Breda que desgranó su death metal con toques sludge alimentado por un sonido contundente, nítido y ensordecedor a partes iguales. Sus riffs de guitarra bien engrasados y sus letras inspiradas en las leyendas del Montseny, combinadas con otras de temática nacional, conectaron con una sala ya casi llena.
De hecho, las proclamas reivindicativas estuvieron presentes a lo largo de todo el festival, haciéndose más evidentes en el caso de los siguientes invitados, Siroll! “Quan t’ho han pres tot, només queda la venjança” o “la llibertat no es negocia, es defensa” fueron algunas de las presentaciones de canción más aplaudidas de su cantante Gou. Clar i català. Los de Cardona arrasaron con su explosivo combinado de death, thrash y groove metal, ensanchando, sin lugar a dudas, su base de seguidores.

Siroll!
La velada siguió con dos bandas muy distintas que encarnan otros sustratos del territorio sonoro metálico de Cataluña: Bocc, trío de Barcelona centrado en el doom y el sludge más crudo y macarra, forjado a base de distorsiones sucias, afinaciones graves y un marcado espíritu punk; y Udol, dúo de Caldes de Montbui que nos cautivó con su doom épico y pausado, casi hipnótico, sobrevolado por la voz clara de Adrià Boluda, la única de la noche alejada de los registros guturales.
Tomaron el relevo, desde Terrassa, Vidres a la Sang, erigidos por méritos propios, y tras más de veinte años de trayectoria, en todo un referente del género con su “veritable negre metall mort” (traducción al catalán de true black death metal). Abrieron con “Màrtirs” para repasar buena parte de su último disco, “La virtut del desencís”, aunque también repescaron piezas tempranas como “La terra i tu”, de su debut homónimo. Death técnico y preciso impregnado de alma, vestigios black metal y unos versos de Miquel Martí i Pol eternos. Una banda querida, como puso de manifiesto el cierre con “Els vents bufen a favor”, convertida ya en todo un himno coreado hasta el último rincón del recinto.
La sacudida final llegó en forma de tormenta de la mano de los barceloneses Ósserp y su death grindcore de aristas hardcore: un virulento cuerpo a cuerpo que nos dejó fuera de combate con un entramado de guitarras inflamables, velocidad de vértigo y voces de ultratumba. Suyo es “Els nous cants de la Sibil·la” (2022), uno de los mejores trabajos extremos producidos aquí en los últimos años.
Como decía al inicio, hay tradición, bandas y público. También legado y futuro. Combinación importante que comienza a traducirse en una visibilización mediática y una consideración pública a la altura. El underground, hábitat natural del metal extremo, saca la cabeza. Veremos en qué acaba todo esto, pero ya es más de lo que nunca se había logrado. Bienvenido sea.

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