Los pequeños detalles
ConciertosBrisa Festival

Los pequeños detalles

8 / 10
Estela Serrano — 29-07-2025
Fecha — 26 julio, 2025
Fotografía — Javier Rosa

Esta quinta edición del festival malagueño ha conseguido, que entre el bullicioso desembarco de grandes cruceros del verano como Viva Suecia, Siloé o Dani Fernández, haya espacio para descubrir esos pequeños detalles que sin notarlos te acarician como la brisa marina. Te los compartimos.

Dos pares de trenzas con extensiones rosas y azules dan volteretas al ritmo de Turnedo de Iván Ferreiro. Sus dueñas, emocionadas y animadas, intentan acelerar las manecillas del reloj bajo la mirada atenta de sus padres. Acentos de sal se mezclan con los de interior, refugiados en la sombra de las barras del escenario principal. En sus vasos, el motivo de su presencia: El Brisa Festival 2025.

Sanguijuelas del Guadiana son los encargados de retirar el papel de celofán del escenario e inaugurar el Brisa. Los de la “Siberia extremeña” vienen con el objetivo de poner el foco en la España rural y, aunque “les da igual que les juren bandera”, tres banderas de Extremadura se alzaron en su honor entre el público.
Unos problemas técnicos alargan la salida de Cariño hasta las 20:44. La ausencia de María Talaverano, la vocalista principal, desconcierta a un público que mastica la posibilidad de que se haya desvinculado del grupo. Cantar, saltar y tener pensamientos intrusivos a la vez es incompatible, y la llegada de tamagotchi termina de llevárselos junto a la cerveza que salía disparada de su recipiente.
Entre la marea amarilla que espera a Viva Suecia, un hada con luces led en la tiara y en las alas destaca entre la marabunta, pero podría ser una harpía sedienta de Sangre. Rafa Val y Fito Robles (Siloé) reparten la magia necesaria en el escenario para saciar a todas las hadas que disfrutaban con ellos, aunque alguna no conocía del todo a los murcianos. —A lo mejor te suena la de “no te creas lo que dicen los cantantes” —intenta ubicar una mujer a su amiga, que niega con la cabeza. —Es que yo no lo entono bien y no te suena, pero ya verás. — ¡Esta es! — Entre todas las hadas, ella es la desubic-hada, pero nadie puede resistirse a El Bien de Viva Suecia. Varry Brava y el Dj set de Juanca y Pope Supersubmarina cargaron con la responsabilidad de ponerle el broche a la primera jornada.

Un niño con una camiseta de Siloé un par de tallas más grande que la suya corre hacia su madre con la sonrisa del gato de Alicia en el País de las Maravillas. El pequeño, después de disfrutar del concierto de Melifluo, ha sido obsequiado con una púa de la banda. El Brisa Festival también cumple con el rol de ser un punto de reencuentro. Alberttinny es cómplice de brindis nostálgicos y de abrazos que saben a tiempos pasados, a Dulce memoria. Califato ¾ y Carmen Xía convirtieron su actuación en un grito con acento andaluz: banderas palestinas al viento, versos atravesados de rabia y orgullo, y una denuncia clara a Israel como “genocida”.  —Qué bonita es Andalucía, pero no es pa’ ustedes. Es pa’ los turistas. — sentencia Califato ¾. Ignorentes se cuelan entre el público que les recibe con los brazos abiertos y vibrando alto con Calle Larios. Por otro lado, Sike encandila al ministage, que añade Kuruma en su lista de canciones favoritas.
La brisa de la jornada resulta ser Zahara con un set ya impecable. Lento Ternura es el equilibrio perfecto en ese moderno vodevil en el que encaja cada una de sus canciones y el background que las precede. Demasiadas Canciones y ni una sobra. Dos Zaharas (la tierna y la otra) y un michi dejan enganchados a los que posponen su cena por no levantar la vista del escenario Victoria y perder el sitio para lo que viene después. Y los que se van para la acogedora zona de restauración se llevan no una victoria si no varias. Los sevillanos Victorias nos sacian definitivamente. Dani Fernández y Siloé podía resultar una cena demasiado copiosa pero no para aquellos que llevan meses esperando este momento.. Excelso el de Alcázar de San Juan y entregados como en casa, lo son ya, los pucelanos.

Correr hacia las primeras filas es un deporte de riesgo, sobre todo si es en Málaga durante una tarde de julio, pero es el precio a pagar para ver a Neverland Bari y a Carlos Ares de cerca. En ambos casos fueron ellos los que te llevaron a la distancia corta en cuerpo y alma, en especial el gallego, con un show cargado de magnetismo. Los abanicos son los partner in crime para no pasar unos Días de Perros y disfrutar del Brisa Festival desde primera hora.. Antes de que culmine el concierto de Carlos Ares, una chica reparte unos folletos rosas: “Llamamiento a personas con buen gusto musical! No faltes a nuestra cita en el escenario mini (carpa)! Mmmuak”, reza, acompañado de dibujos de corazones, lunas, nubes y flores. Rocío Lapaz es la persona que envía esas invitaciones, asegurando un show inolvidable. Jassy Ojeda, escoltado por sus visuales de Inazuma Eleven, canta por primera vez Alta Mar, un tema que había salido ese mismo día. La escena malagueña se da la mano porque son Sike, después de acelerar las pulsaciones de los asistentes el día anterior, quienes se gozan el concierto. Aunque para estreno el de Anni B Sweet que adelantó un tema en rigurosa exclusiva y ejerció de madrina de esa escena que el sábado de Brisa lució especialmente.

Miss Cafeína y Fauces son los primeros de los últimos bailes. Una sevillana inesperada entre pompas de jabón, dos amigos abrazados por los hombros y las miradas de quienes saben que más pronto que tarde llega el final. Las gaviotas se saben protagonistas en el Dique de Levante. Sobrevuelan elegantes el escenario en el que Duncan Dhu canta, respaldado por el público, Cien gaviotas. Y cien son las veces que habrían seguido coreando el estribillo. Alguien luce la bandera LGTBIQ+ a modo de capa, que ondea orgullosa durante La Revolución Sexual. La Casa Azul recibe los últimos vitoreos de la noche. Pedro, uno de los camareros, sirve su última cerveza. El Brisa Festival concluye un año más tras tres que han pasado como un suspiro.

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