Black Xs Fiestas Demoscópicas Cádiz

Está mal visto que un periodista se arranque a bailar. Resta seriedad a su imagen y además, inevitablemente, hace sospechar sobre inclinaciones personales que restarán objetividad al producto final. Está mal visto que un periodista baile pero puede perdonársele si se dan las condiciones de intimidad adecuadas y si dedica similar entusiasmo a todas las propuestas sobre el escenario. Reducida, íntima e intensa fue la fiesta Demoscópica que el viernes diez de febrero inundó la Sala Supersonic de Cádiz con los sonidos de tres de los grupos andaluces más frescos del panorama independiente. La noche, fría en el exterior, cálida entre las paredes del local, fue in crescendo hasta arrancar a bailar a algún redactor indie en una velada patrocinada por una marca de perfumes cuyos aromas, una lástima, sólo se podían catar en los muestrarios de la puerta.
Los granadinos Delapica, los gaditanos Amnesia y los malagueños La Cena tenían ante sí el nada fácil reto de llenar la conocida sala gaditana en la helada noche de febrero y lo fueron consiguiendo hasta llevarse al público de calle. Armados de buenas letras y una cierta mala follá que era más impostada que de espíritu, Delapica salió al escenario a reinvidicar la herencia flamenca -desde la camiseta a los temas de las letras- y dar una clase magistral sobre quién es quién en los barrios pijos de granada:”El Realejo de Jota y los Niños Mutantes" frente al Zaidín de Juanillo Heredia para quien tuvieron un recuerdo a modo de obituario. Encargados de abrir la noche cuando apenas daban las once y media, ellos tuvieron que enfrentarse a un público todavía despistado al que espabilaron a base de provocaciones hasta terminar con los “quiero pillar” de su “No quiero despertar”.

Un par de tema de los Pony Bravo sirvieron para presentar a la siguiente banda. Los chicos de Amnesia jugaban con ventaja en campo propio y traían algún grupie de serie que se hacía notar en la pista de baile. Sobre el escenario, una propuesta más que pensada en la que cada movimiento tenía un sentido, cada golpe de cabeza, cada detalle, tenía sentido. Un renovado Rafa sin barba y con pelo rabiosamente rubio se deslizaba por los temas de su psicodélico “Paralelo Ying”, grabado con Josema Dalton y preñado de canciones hipnóticas, efluvios intensos y letras voluntariamente escondidas bajo potentes guitarras.

De la mano de un pop más bailón y armados con su pequeño kit de camisetas y cedés -es lo que tiene ir avanzando en la cadena-, La cena cerró brillantemente la noche y aunque no dieron de comer a la boca si alimentaron a un público que disfrutó de sus letras poperas y de sus canciones con alma de hit como “La flores que quedan”, “Blackjack” o “Viaje”. Sus melodías armónicas y sus letras sobre relaciones, dudas existenciales y crisis varias encontraron espacio para arrancar los bailes y el aplauso del público de quien se despidieron con una versión de The Byrds antes de que las mezclas de Calder-On-HiFi dj cerraran la velada. Una helada noche de demos y grupos frescos –que no fríos- de la que sólo el tiempo y sus sorpresas podrá deparar el final.