La noche del viernes 17 de octubre, la Sala Azkena de Bilbao encendió motores para una nueva edición del Bilboloop con un cartel que prometía tensión y dinamismo: los locales Barrrk y los londinenses Dutch Mustard. Dos bandas que comparten ADN —batería, bajo, guitarra y voz femenina al frente—, pero que hablan dialectos distintos dentro del mismo idioma post-punk.
Barrrk saltaron al escenario sin contemplaciones. Su propuesta navega entre el post-punk nervioso y ciertos guiños al pop-rock británico, siempre en movimiento, sin conceder tregua ni medios tiempos. Alternan inglés, castellano y alguna incursión en euskera con naturalidad, como quien cambia de registro sin pedir permiso. "Apaga la Luz" arrancó con guitarras cortantes y estribillos tensos que no dejaban escapatoria; el cierre, ya en castellano, comenzó contenido para luego estallar con la cantante empuñando la guitarra como estandarte. El conjunto demostró ambición y oficio: dinámicas bien resueltas, cambios que descolocan, presencia escénica real. Ella, suelta y magnética, fue el eje indiscutible.
Dutch Mustard tomaron el relevo elevando la temperatura emocional. Desde Londres, traen un cóctel de dream-pop, shoegaze, alt-rock y post-rock con resaca noventera. Sarah-Jayne, voz y guitarra, comenzó aferrada al instrumento, estirando sílabas con una intensidad controlada que erizaba. Luego liberó las manos para entregarse a temas más ásperos como "You Broke Me" o "Dreaming", donde la banda mostró sus uñas. Hubo un tramo intermedio donde el pulso bajó más de la cuenta —varias canciones seguidas que enfriaron el ambiente—, pero supieron reconducir con "What The People Want" y un final que rescató su espíritu más crudo y primigenio ("Life", "Feel Everything"), devolviendo la banda a esos años 2000 que parecen llevar tatuados.
La velada dejó buen sabor de boca: dos formaciones jóvenes, una de casa y otra transeúnte, que ofrecieron profesionalidad sin automatismos y hambre por explorar sus propios límites. Barrrk se llevaron el premio al carisma y la entrega desaforada; Dutch Mustard apostaron por el matiz y la profundidad emocional. Bilboloop arrancó con paso seguro y ganas de quedarse.
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