En pleno sábado lluvioso, Fanso y Bejo lograron meter a ochocientas personas en una sala en Puerta de Toledo. Entre esos ochocientos asistentes no había ni señores mayores de los que compran la Wire online, ni el famoseo del rock o cualquier clásico de los sold-outs habituales en las portadas de los medios de moda. Tampoco había un besamanos de majors a la puerta del camerino, o señores calvos con náuticos mal abrochados (dueños de importantes promotoras), visiblemente sudorosos y sopesando copas de balón mientras esperan su turno en el backstage para deshacerse en halagos de salón.
En la pista reinaba el género joven por encima de cualquier otra cosa, y es lo que ha hecho del rap el nuevo pop. Salvando las distancias, ¿qué tienen en común C. Tangana, Dellafuente y Bejo x Fanso? Salas a reventar de gente (los dos primeros repitiendo), y lo más importante: de gente joven. Todos esos “nostálgicos” que ponen el grito en el cielo cada vez que van a uno de esos viajes del Imserso que son los conciertos de viejas leyendas del rock, clamando la ausencia de jóvenes, hace tiempo que perdieron el rumbo y el olfato: o es cierto que el rap es más accesible a los jóvenes por su fluidez en las redes sociales y el lenguaje fresco y actual de las letras; o va a ser verdad que estamos viviendo una segunda juventud del género en este país. O ambas.
Fanso jugaban en casa. Saben que la sala se va a abarrotar y se hacen de rogar, algo que al principio de la gira no lo tenían nada claro: “Hicimos las cuentas y teníamos dos expectativas: una que apuntaba bajo, y la otra apuntaba alto. Hemos superado la que apuntaba alto”. Se han movido por Galicia, Andalucía, Catalunya y Valencia, siendo la de Madrid la fecha que corona un mes de ajetreo por los puntos calientes del país. Lo han movido todo ellos. Bluekid se hernia mandando emails 24/7 a diestro y siniestro para que el colectivo Fanso y sus trabajos suenen aquí y allá. Cuenta que “Dalsy”, agotado en bandcamp desde hace meses (la plataforma entrevistó a Fanso en agosto), ha llegado hasta Japón, por poner un ejemplo.
Claro que en España fue más difícil: “Envié lo de 'Acid House' a un montón de medios, y nadie contestó. Menos PRRRA”, se queja Bluekid. Fanso al completo son sinceros y tajantes al hablar de su descontento con la encrucijada mediática en la que se han visto inmersos para promocionar su trabajo en España: “A nosotros los medios no nos tratan. Siempre interesa lo que funciona a seguro. Resumiendo: los medios y las discográficas eran los grandes odiados del siglo XXI. Y ahora de repente al haber tanta paja, es muy importante para los medios y las discos estar al tanto de lo que pasa. Menos PRRRA y unos poco más, no se hace gran cosa. Hacen falta más medios subjetivos que me descubran gente y arriesguen, la objetividad me la sopla. Que hagan un especial de Los Coronas me suda los huevos”.
No son los primeros desencantados del mundo del rap con los medios. ¿Es esta desatención de la prensa nacional al rap un síntoma más de la brecha generacional entre medios y lo que sucede en la calle?
La sala no puede estar ya más llena y Juan Ríos y Made In M pinchan en el entretiempo, calentando el ambiente. Viendo esto, ¿qué queda? "Seguir trabajando. Este llenazo se debe a que en Madrid hace un año que no tocamos. Y es aquí donde más tocamos. Además Bejo tiene mucha tirada y con él ha sido el bombazo. Ya teníamos trato con Bejo mucho antes, conectábamos bastante. Hablamos con él en abril para la gira, y que se viniera de telonero, y ahora fíjate cómo cambian las cosas. Es muy bueno”, cuenta Lasser. Se ríen como si no acabaran de creerse el lleno de hoy y el éxito de la gira en general.
Made In M ya piensa en el siguiente paso: “Nos molaría ampliar las vistas y tirar hacia Europa. En Alemania tenemos algunos colegas, y el rollo allí es diferente. En España es muy importante el tema Youtube, pero fuera en Europa no lo es tanto. En Alemania hay un circuito muy guay del tema vinilos. Aquí la gente no es así”. Made In M hace especial hincapié en el tema de los vinilos: “Los vídeos son un tema un poco más banal… es más fácil pasar página con un vídeo que con algo que puedes tener en las manos, que puedes tocar y que es tuyo”, y sentencia: “Hemos vendido más tapes en Alemania que aquí”.
—¿Y si mañana lo petáis? — pregunto.
—Eso querrá decir que ha llegado el Lo-Fi a España —sentencia Made In M.
Pasa más de una hora desde la apertura de puertas hasta que Bluekid, Cráneo y Lasser salen a escena, y el público ruge, demostrando que ya se les han quedado pequeñas las salas pequeñas. “¡Ya estamos aquí!”, grita Lasser. Y empiezan la fiesta.
Fanso arrancó con “Cristal” su nave de Hip Hop retrofuturista de baja fidelidad. Aunque el sonido de la sala no hace justicia a las texturas de las grabaciones de Fanso (cualquiera que se haya escuchado “Dalsy” o “Acid House”, sabrá más o menos a lo que me refiero), las bases de sus dos últimos trabajos resuenan contundentes en los speakers de la Shoko. Suenan temas como “Espuma”, “París”, “Mirlo”, “Parler” o “Sugar”, además de varios inéditos de Lasser. La gente bailaba con Lasser y Cráneo mientras Bluekid controlaba la nave (con trompetista incluído) y la energía en directo se iba palpando en el ambiente.
Todo el que haya bebido Dalsy a escondidas de sus padres sabe de qué va el tema. El sonido de Fanso es como una tarde de lluvia con fiebre en casa. Entonces le das un sorbo a una sopa caliente y se te mezcla el regustillo con los escalofríos: ponte “Dalsy” con cascos y ahí lo tienes. Un lo-fi tranquilón que te entra por las orejas y sale por la punta de los pies, como el calambre simpático de chupar una pila de petaca. No hace daño, y parece que cura todos los males. Le da el sentido a una tarde de domingo. Parece muy inofensivo pero aun así Fanso consiguen que toda la Shoko cabecee a su ritmo. Sí, funciona.
“La casa es pequeña, pero no encuentro al gato”, cantaba Lasser en “Park”, el tema con el que los Fanso cerró su set. Yo lo escuchaba entre la marabunta del público mientras pensaba en cómo cojones tras mil y pico bolos de música de guitarras no he escuchado a nadie cantar sobre algo tan tonto pero sincero como cuando yo tampoco encontraba a mi gata en mi cuarto. Y así Fanso pusieron punto y aparte a su actuación en la Shoko. “¡Volvemos en un rato!”, gritaba Cráneo, matizando que no se acabó lo que se daba.
Había expectación para ver a Bejito. El último grito del rap capaz de captar tan masiva atención de los medios (y la gente) viene de un sitio tan recóndito como las Canarias y estaba llenando una sala en la capital. Lleva dando caña desde hace tiempo, pero últimamente ha subido como la espuma: el colectivo Suave lo subió al escenario del FesTeen en Matadero el pasado octubre delante de más de mil personas. Síntomas evidentes de un auge tanto personal (las visitas a los vídeos de Bejo se han disparado) como de un género que, como viene advirtiendo la dinámica de los acontecimientos, le está comiendo protagonismo al rock y pop que reinaban en el panorama musical.
Tras la intro, bajo la cortina de vítores, el tinerfeño sale a escena. Su exotismo es innegable: tienes a un chaval de 24 años en escena con su inconfundible look de pelo afro (de corte vertical) y las gafas redondas con correílla de piedras. El sello “Bejo”, tan suyo como su acento, le dan una personalidad tan auténtica a su estilo, que ya tenía varios imitadores entre el público, con las características gafas del canario, por supuesto.
Con “8 Mississippi” se metió al público en el bolsillo, y eso que no llevaba ni cinco minutos en el escenario. Con toda la sala botando y acabándole las frases de las rimas, se cantaron “Suave” o “Pecata minuta” entre otros temas propios, incluyendo “La colada”, cuyo vídeo estrenado hace poco más de una semana ya tiene medio millón de reproducciones en youtube (prueba de que, como decían Fanso, el rap vive la dictadura del vídeo).
Entre temas, Bejo cogió una cesta de mimbre que tiene en un rincón del escenario y se pone a tirar caramelos al público, como si fuera un rey mago. Tiene al público en la mano. Carlos se me acerca por detrás y me dice: "En el camerino tiene una cesta igual llena de cebollas".
Suena “Mala”, “Guaña Guaña O O”, Popurrí Locoplaya”. Ya de corrido, el canario apenas dejó un hueco entre sus temas para respirar. En “Mango”, Bejo se sacó de la manga un mango y lo meció en las manos mientras canta. Al final, lo lanzó al público y la peña se peleó por él como si fuera una de esas baquetas de final de concierto que luego en Ebay valen varios kilos.
Finalmente, Bejo se bajó a la pista con el comienzo de “Mucho”. Entre el delirio de la gente y los primeros móviles que desde todas las puntas de la sala se ponían a grabar el acontecimiento, el canario se recorre toda la sala dando botes mientras prácticamente todo el público canta el tema por él. Perdió una zapatilla en el intento pero le dio igual. El tema terminó en lo más alto, y entre aplausos y vítores Bejo abandonó el escenario dejando tras de sí un bolo redondo.
Y con todo esto llegaba la segunda parte de Fanso. Si bien es cierto que el contraste entre el sonido Bejo y ellos se acusó en los primeros temas, no tardó mucho en reconducir a la gente otra vez hacia su campo, más tranquilón, con pegada, pero de otra clase. El salto de dinámicas fue un poco violento, pero estaba justificado: el año que llevaban sin tocar en la capital se vio reflejado en toda la gente que aguantó media hora más a la segunda parte de Fanso. Tocaron todo el “Acid House” (Guayaba Records, 2015) hasta “Hexagon”. “Marte”, “Handmade” o “Zumo”, junto a otro inédito de Lasser o una colabo de Ébano en “Freeze” pusieron el broche a una noche de llenazo en la Shoko en la que se volvió a demostrar la autoridad que está cogiendo el rap en Madrid.
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