El Underfest Xacobeo se ha convertido en uno de los festivales más especiales e imprescindibles del otoño vigués. Una oportunidad inexcusable para ver a artistas nacionales e internacionales en formato de lujo. Si, además y como es el caso, se añade el aliciente de ir cambiando de sala y de recuperar ese espíritu del “elige tu propia aventura”, la cita se convierte de paso en una experiencia muy divertida.
Comenzábamos el lluvioso viernes con la necesidad de elegir: a las 21:00h. en A Casa de Arriba actuaba Nester Donuts y justo enfrente, en la sala Radar, Chucho. Nuestro espíritu aventurero hizo que nos decantásemos por el primero. Con un volumen brutal, el alicantino demostró una gran calidad, descaro y espíritu salvaje. Hicimos trampa y nos escapamos al otro concierto para ver un ratito a Alfaro y compañía, quienes sonaban estupendo, sobrios y con la madurez que dan los años. Un concierto en el que no faltaron sus principales canciones, como esa “La mente del monstruo” que dejaron para el final.
Lo sentimos por Los Manises, pero no podíamos dejar pasar la oportunidad de ver a We Are Scientist en la sala Doppler, una sala pequeña que acogió el indie rock de una de las bandas más importantes del movimiento de los dosmiles. Un lujo verlos allí, con un Keith Murray desbocado mezclándose con el público que abarrotaba la sala. Los americanos desataron la locura con canciones como “After Hours” o “Nobody Move, Nobody Get Hurt By”, que permanecen en la memoria colectiva de todos aquellos que bailaban con bandas como The Strokes o Franz Ferdinand. El punto más roquero de la noche y el de festival, lo pusieron los arrasadores DeWolff en Masterclub, quienes llegaron desde Paises Bajos para cerrar la jornada en la Sala Master con su aroma retro.
El sábado empezaba fuerte. El Teatro Salesianos esperaba la actuación de los míticos The Psychedelic Furs (en la foto), que abarrotaron el teatro para demostrar que siguen siendo una figura importantísima en la historia del post-punk. El grupo continúa muy en forma y no se anduvo por las ramas, empezando con “Heaven” y acometiendo desde entonces tocaron todos sus éxitos, hasta acabar con “Pretty In Pink” y “Heartbreak Beat”. Un sonido que nos transportaron hasta los primeros ochenta, cuando la banda compartía pistas de baile con gente como Echo And The Bunnymen o New Order. Más post-punk salvaje tuvimos en la sala Uf de la mano de Vacaciones Permanentes, proyecto liderado por el salmantino Iván Andrés al que conviene seguirle la pista porque apunta ciertamente alto.
La sala Radar se preparaba para la elegancia, la delicadeza y el dulce sonido de otros clásicos como son Tahiti 80, que pusieron a danzar a todo el mundo con un sonido espectacular. Sin duda, los franceses nos dejaron uno de los grandes conciertos del festival, por no decir el mejor. Un sonido exquisito y canciones muy bailables, en lo que resulta una fórmula infalible de una de las bandas que llevan siendo importantes desde los noventa. Otros galos, Rinôçérôse, fueron los encargados de cerrar la jornada y el festival, con su habitual propuesta de electro-pop ante la que es imposible no claudicar y en la que tuvo cabida también el indie-pop y el funk. Ritmos bailables, canciones pegadizas y una forma genial de cerrar una noche y un festival.
Conciertos sitos en emplazamientos que no suele acoger a bandas de estas características, incluyendo propuestas variadas, atractivas y para todos los gustos (un total de veintidós artistas en catorce localizaciones distintas), que no hicieron sino aportar un poco de luz a uno de los fines de semana más lluviosos del año. El Undeferst Xacobeo –que cuenta con el apoyo de la Xunta de Galicia, en el marco del programa Concertos do Xacobeo, la Diputación de Pontevedra a través de la marca Rías Baixas Fest y SON Estrella Galicia– queda confirmada, en definitiva, como una fecha ineludible para los aficionados a las coordenadas marcadas.
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