Seguir dibujando

El 7 de enero del 2015 cambiaron muchas vidas en la redacción de la revista satírica Charlie Hebdo. Dos terroristas armados irrumpieron en la redacción y mataron a varios de sus componentes. Fue el inicio de una serie de atentados que tuvieron en vilo a Francia y a los defensores de la libertad de expresión de todo el mundo. La prensa siempre ha estado en el punto de mira de los intolerantes y el humor gráfico tampoco se ha escapado; sólo hace falta recordar el atentado a El Papus en Barcelona en 1977.

Coco estaba aquel dia en la redacción, había salido a fumar y los asesinos la encañonaron con sus kalashnikovs y la obligaron a abrir la puerta. Después, el horror. El maldito horror. Doce muertos. ¿Cómo se sobrevive a un suceso tan traumático que sacude nuestra vida? Coco, el nom de plume de Corinne Rey, lo narra en este grueso volumen de formato cuadrado, pero la portada nos anuncia la medicina que logra hacer soportable la existencia tras asomarse al pozo del horror.

“Seguir dibujando” es muchas cosas al mismo tiempo. Es una crónica del ataque terrorista, y de las reacciones posteriores. Es una crónica de cómo se trabaja en la redacción de una publicación humorística. Es también una autobiografía que recorre la carrera como dibujante de Coco; en muchos aspectos esta novela gráfica se sitúa bajo la frondosa sombra que proyecta “Epiléptico. La ascensión del gran mal” de David B. Cabe también recordar que hay otras dos novelas gráficas que evocan los mismos hechos “Catharsis” de Luz de 2015 y “La levedad” de Catherine Meurisse de 2016. Y “Seguir dibujando” es, por encima de todo, una defensa radical –no puede haber ninguna que no lo sea¬– de la libertad de expresión; que es, a su vez, libertad de pensamiento.

Si ya con lo dicho no cabe duda que estamos ante una obra de impacto, hay algo que la eleva aún más: el apartado gráfico. La culpa, la impotencia, la parálisis o el dolor que provoca el horror son evocados por Coco con dibujos. Coco busca soluciones gráficas que transmitan al lector las emociones que atenazan a una persona con estrés post-traumático. Olas enormes que la zarandean, fantasmas negros que la amenazan o brotes verdes que aparecen cicateramente en los días posteriores a la tragedia. “Vivir es indispensable. Dibujar es vital”, dice la propia autora y, a la vez, protagonista de este cómic. Ese “seguir dibujando” del título es un compromiso con el duelo por los que ya no están, con la verdad, con la libertad de expresión, con el dolor que implica seguir adelante y con el dibujo como arma expresiva desde la que vehicular todo lo anterior.