Rocky

“Rocky” recupera a uno de los personajes menos conocidos de los primeros años de carrera de Jaime Hérnandez, la adolescente afroamericana del mismo nombre que se debate entre la necesidad de escapar al espacio exterior a conocer nuevos mundos y el miedo inevitable de la chiquilla sobreprotegida que aún no salido del cascarón familiar. Rocky vive sus aventuras de la mano de un robot entrañable y temeroso bautizado Patoso, y juntos reproducen los roles del hidalgo y su simpático escudero en un contexto cercano al pulp.

La serie se conviertió en una suerte de spin off de sus títulos más aclamados, “Love & Rockets” y “Locas”, una suerte de divertimento que permitía al pequeño de los Hernández descansar de Maggie, el personaje por el que posiblemente pasará a la posteridad. Por eso se entiende que las seis historietas que componen este volumen -y a las que, si no me equivoco, se reduce toda la producción protagonizada por Rocky- manejen claves bien diferentes entre sí: del divertido guiño a Jack Kirby que es “Tan poco espacio” (1983) al homenaje a las aventuras de Huckleberry Finn, viaje en balsa río abajo incluido.

El libro, que sirve también para apreciar la notable evolución en el dibujo de Jaime en sólo dos años, el tiempo que va de 1983 a 1985, concluye con una historia dibujada este mismo 2013 para cerrar la compilación, con una protagonista ya de avanzada edad recluida en un planeta que no es el suyo, tras una aventura sin retorno y perdida de Patoso y su amiga Cheetah (el vínculo con otro de los trabajos recientes de Jaime, "El retorno de las Ti-Girls", de 2012). “Rocket Rhodes”, que así se llama esta historieta, se convierte también en una buena muestra de la madurez alcanzada por Hernández, capaz de dotar su habitual estilo, humorístico, descarado, de una elegante melancolía.

Mención especial a la edición de Fulgencio Pimentel, a nivel de impresión desde luego, y también por completar la lectura con una interesante entrevista a cargo de los editores del libro.