“Planeta Tierra” es la primera novela gráfica de Aisha Franz, a la que hemos conocido en nuestro país por sus colaboraciones con el fanzine “Colíbrí” y que a la hora de poner sobre el papel los agradecimientos se acuerda de E.T. El Extraterrestre. Estos dos detalles biográficos en apariencia no demasiado relevantes –sobre todo su devoción por el protagonista de la película de Spielberg- sirven por sí solos para definir el las líneas maestras de este volumen que se mueve entre el desencanto, la tristeza y la fascinación por lo desconocido, bien sea el sexo o los encuentros en la tercera fase.
Porque el trazo de la joven dibujante alemana resulta tan identificable como cercano a ese underground europeo que va del citado “Colibrí” a “Strapazin”, otro medio en el que la Franz ha publicado sus historias. Aparentemente naif y construido a partir de la economía de medios, sólo necesita de un lápiz para dar forma a unas viñetas claustrofóbicas en su concepción de página y obsesivamente centradas en primeros planos de sus atormentadas protagonistas. Dos generaciones (casi tres por la diferencia de edad) de mujeres, una madre y sus dos hijas, que cada una a su manera se debaten entre la desesperada búsqueda del amor y una pulsión sexual que las martiriza. Y en medio de este panorama la aparición de un extraterrestre que la hija menor mantiene en secreto escondido en el armario se convierte no se sabe bien si en amenaza o esperanzadora vía de escape.
En la línea de otros títulos de autores amigos, una desagradable frialdad recorre las páginas de un álbum marcado por los silencios y en el que realidad y ficción se confunden constantemente. Y no queda del todo claro cuál de las dos resulta más extraña y amenazadora para sus protagonistas.

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