“Si la segunda y última parte de este cómic es igual de buena, lo vamos a pasar muy bien. Demos gracias al Señor del Averno”. Así acababa mi reseña sobre la primera parte de “Operación Amanecer”; el principal inconveniente radica en que en esta segunda parte el factor sorpresa ya no existe y, además, el desenlace de la historia resulta algo embrollado, así que la experiencia de disfrute no es total.
Con el rotundo subtítulo de “Ya estamos muertos”, este volumen arranca con una breve introducción que hace las veces de resumen de lo que ocurrió en la primera parte. Esto va bien para situar al lector neófito, aunque siempre es mejor leer completo el tomo anterior. En “Operación Amanecer 2” el trabajo gráfico de David Rubín sigue siendo increíble, así como lo es el guion escrito a cuatro manos por Henry Zebrowski y Marcus Parks. Aquí la fórmula desarrollada (acción+humor+horror) sigue funcionando bien, lo que pasa es que el final queda bastante enrevesado y poco claro. Esperaba con una impaciencia casi insoportable el desenlace de esta historia tan buena, y las expectativas tal vez eran demasiado elevadas por mi parte.
En los diálogos se emplea un lenguaje llano que no esquiva las palabras malsonantes que se utilizan habitualmente en la jerga callejera, así que no esperéis encontrar en estas viñetas palabras bonitas. Y si en la reseña de “Operación Amanecer 1” dejé apuntadas algunas películas como referencias visuales similares al cómic, después de leer esta segunda parte el film que me viene a la cabeza automáticamente es “Abierto hasta el amanecer”, con todos esos vampiros, bichos, armas y mucha, mucha sangre.

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