Nuestro grupo podría ser tu vida

Incunable de la literatura musical, santas escrituras del indie, “Nuestro grupo podría ser tu vida”, obra publicada originalmente doce años atrás, ahora editada en castellano por Contra, se revela como uno de los títulos definitivos para descifrar el nacimiento y auge del rock alternativo durante los ochenta en Estados Unidos.

Zapeando apoltronado en el sofá, una anodina noche de 1997 Michael Azerrad pilló la emisión de un documental sobre la historial del rock. La cinta fue avanzando cronológicamente en el tiempo hasta llegar a finales de los setenta y abordar la irrupción del punk, detallando la influencia y herencia de un crisol de bandas que iba de Sex Pistols a Talking Heads. Entonces la película saltó directamente a Nirvana, pasándose por el forro todo los grupos que habían habitado en el subsuelo musical durante la década de los ochenta. “Era ridículo”, rememora el crítico musical norteamericano. “Lo primero que pensé fue alguien debería hacer algo al respecto, pero al instante me dije ‘hazlo tú mismo’, seguramente la filosofía más apropiada para abordar la creación de este libro”.

Azerrad dedicó los tres siguientes años a trabajar a destajo en su proyecto editorial, recorriendo una y otra vez Estados Unidos entrevistando a todo aquel que creyera que podía aportar algo interesante a la historia. El resultado fue uno de los mejores títulos de la literatura musical, volumen, ahora editado en nuestro país por Contra, que a partir de la reconstrucción de las biografías de trece bandas (Black Flag, The Minutemen, Mission Of Burma, Minor Threat, Hüsker Dü, The Replacements, Sonic Youth, Butthole Surfers, Big Black, Dinosaur Jr, Fugazi, Mudhoney y Beat Happening), narra la eclosión de la escena indie en los Estados Unidos. “Elegí estas bandas porque tenían como común denominador el deseo de hacer su música sin ningún tipo de compromiso ni atadura, con todos los sacrificios que ello conllevaba. Para Butthole Surfers significaba pasar de tener un trabajo estable como contables a recoger chatarra en la calle para sobrevivir. Para Minutemen, incluso en el apogeo de su carrera, viajar en camioneta y dormir en el suelo. Para Fugazi no cobrar más de cinco dólares en las entradas de sus conciertos para asegurarse que todos sus seguidores les pudieran ver. El logro de estas bandas fue demostrar que era posible, que se podía funcionar al margen de las normas establecidas, trazando el camino que han seguido muchos otros grupos después”.