Hace tiempo que Apa-Apa, junto a la editorial ¡Caramba!, ha apostado por el comic book de grapa para rastrear el underground nacional y presentarnos a algunos de los jóvenes autores más frescos del momento. La colección de la editorial barcelonesa cuenta además con una característica peculiar, y es que cada nuevo título se lo dividen al cincuenta por ciento dos autores diferentes que se reparten además en igualdad de condiciones portada y número de páginas para que sus historias terminen por colisionar en una página central dibujada a cuatro manos.
¿Quiere eso decir que los artistas deben tener vínculos en común? Entiendo que no necesariamente. Pero casualidad o no, pocas duplas tan coherentes como la formada por Arnau Sanz y la francesa -afincada en España desde hace años- Camille Vannier. Ambos vienen de Barcelona, apuestan por un estilo de dibujo a caballo de lo naif y los ismos pictóricos, emplean las ceras como herramientas para colorear sus viñetas y plantean dos historias con el sexo como elemento central. En el caso del también músico en Mujeres a partir de la onírica anécdota de un joven nicaragüense que asegura haber mantenido relaciones con una mujer en la celda de una cárcel en EE UU. Camille apostando por la primera persona y rememorando el paso por su cama de un joven con un miembro demasiado pequeño como para satisfacerle sexualmente.
Como ya nos ha ocurrido con otros títulos de la colección, estos dos disparos son demasiado breves, demasiado fugaces, como para que los autores puedan desarrollar verdaderamente una historia. Son dos aperitivos, entre lo poético y lo burlón, deliberadamente intrascendentes, que realizan a la perfección la función con la que han sido concebidos: introducirnos a estos dos autores y dejarnos con ganas de más.
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