No acostumbramos a reseñar títulos infantiles, pero si el que tenemos entre manos lo firma ni más ni menos que Miguel Brieva, uno de los artistas gráficos con más mensaje de la actualidad, no podemos dejar pasar la oportunidad.
Miguel Brieva cambia de registro radicalmente en “Manuela y los Cakirukos” y nos ofrece una fábula fantástica, una fantasía fabulosa que, en realidad, puede gustar a públicos de edades muy distintas. Siguiendo la tradición de clásicos literarios como “Alicia en el país de las maravillas”, “Pippi Calzaslargas”, de los libros de aventuras de “Los Cinco” o incluso de esa película de culto que es “El chip prodigioso”, el artista sevillano juega aquí con elementos conocidos (el verano, dos hermanos y un primo, la casa de los abuelos llena de trastos) para dar forma a una historia de aventuras y misterios sin resolver que se desarrolla a través de las pistas que un mapa le da a los protagonistas.
Y tan bien se le da el cambio de registro a Brieva que nos atrapa desde las primeras ilustraciones, sin importar que seamos grandes o pequeños. De hecho, este es un cuento planteado para terrestres de todas las edades. “Manuela y los Cakirukos” es delicioso en todos los sentidos, desde la cuidada edición a la finura de los textos, pasando por el colorido y la precisión de la mano maestra de Brieva. Además, por el camino, el autor nos descubre que la distancia más corta entre dos puntos no es la línea recta, sino ¡la imaginación! Y de eso tanto Miguel Brieva como sus protagonistas andan bien sobrados.
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