Las casas de los impíos

Tras haber firmado algunos de los títulos más relevantes de lo que conocemos como neo-noir, la gran dupla creativa del cómic norteamericano de este siglo prosigue con su alianza en pos de una sublimación de su prodigiosa compenetración, tal como ya quedó plenamente demostrado en series canónicas como “Criminal” o “Kill Or Be Killed”; sin duda, dos de los cómics más impactantes de estos últimos tiempos, amén de otras proezas surgidas bajo su puño y letra como “Sleeper”, “Reckless” y “Fatale”.

Para esta ocasión, Brubaker y Phillips se sacan de la manga un título auto conclusivo de ciento cuarenta y cuatro páginas en el cual profundizan hasta las raíces del movimiento Satanic Panic. Dicha inmersión vuelve a estar avalada por la ansiedad voraz por abordar el terror que surge en el meridiano exacto entre realismo y ficción.

En manos de estos dos, la realidad emerge a través de un elenco de personajes cercenados por dentro. Pura miseria emocional que expresan a través de una tensa composición de diálogos y monólogos interiores que remueven desde la conjunción sublime entre la narrativa de Brubaker y la manera en cómo Phillips traza el alma humana por medio de composiciones gráficas de rebordes sucios y crudos. Por cierto, un trabajo a los lápices muy cercano a la patente Michael Lark, a la par que desconcertante mediante una atmósfera de tonos violetas y rojos que inquietan a través de la irrealidad que transmiten en todo momento. Todo ello, enfocado desde una mirada que encauza con la esencia de un fenómeno aterrador, diseccionado con sinceridad escalofriante, al mismo tiempo que somos testigos de un arranque ejemplar que, eso sí, en este caso se desinfla algo hacia el final por medio de unos giros narrativos pillados por los pelos.

Aun así, el nivel general mostrado por tan inspirado matrimonio creativo es tan alto que, incluso, un título menor para ellos deviene en uno de los cómics más brillante de lo que llevamos de año. Uno en el cual la mezcla de thriller y cultos satánicos alcanza un alto nivel de enganche en el lector. Una vez más (y ya van…), imprescindibles.