Imaginad una sirena en un desierto. Este oxímoron es el planteamiento de La última sirena, la obra que supone, tras una larga etapa dedicado a la animación, la vuelta al cómic de Derek Kirk Kim. Para este ansiado retorno, el autor coreano-estadounidense ha elegido marchar por derroteros muy alejados del cómic indie y generacional que lo encumbró, "La misma diferencia" (Astiberri, 2004), sin renunciar al elemento fantástico que encontramos en otras novelas gráficas como "The Eternal Smile", 2009 y en su trabajo para programas de televisión como Hora de aventuras o Anfibilandia.
La última sirena es una historia postapocalíptica, híbrido de ciencia-ficción y fantasía, que narra las aventuras de una sirena con una misión: encontrar su hogar y a otros de su especie. Para lograr su objetivo, debe cruzar una tierra baldía desértica donde acechan bestias mutantes y caníbales cibernéticos. Acompañada de Lottie, su entrañable compañera ajolote, y a bordo de una escafandra-pecera que hace las funciones de robot Jaeger, deberá afrontar los peligros que acechan en ese páramo yermo, aunque tendrá la inesperada ayuda de Torque, un misterioso joven que la guiará y la ayudará en esta épica aventura.
Este primer tomo nos sirve a los lectores para situarnos y conocer a los personajes principales, aunque anda sobrado de acción trepidante y su ritmo es tan ágil que su lectura os va a saber a poco. Derek Kirk Kim echa mano sin pudor de algunos lugares comunes en cuanto a relatos postapocalípticos se refiere. El paisaje desértico enseguida nos lleva hasta clásicos modernos como Mad Max y en las primeras páginas encontramos la imagen recurrente del Golden Gate Bridge destruido, un recurso con el que inmediatamente geolocalizamos la acción: nos encontramos en nuestro planeta. No obstante, el uso de estos tópicos no le resta originalidad al relato, pues lo que en un principio podría parecer una historia más sobre el fin del mundo, enseguida da un giro de 180 grados al encontrarnos, en medio de ese paisaje devastado, con una sirena varada, una moderna Ulises con una particular odisea por delante a través de un mar de arena lleno de peligros.
Otros de los aspectos que desde las primeras páginas resultan más impactantes es la delicadeza y profundidad del dibujo digital, donde la limitada paleta de colores no es impedimento para que Derek Kirk Kim consiga, a través de un uso magistral de las luces y las sombras, que cada viñeta sea visualmente espectacular. La última sirena es un cómic cinemático, algo que no es de extrañar si tenemos en cuenta que el medio que tenía en mente el autor para materializar esta historia era, en principio, la animación. De hecho, durante la lectura, podemos llegar a experimentar la sensación de tener entre las manos un storyboard, o incluso el concept art de un videojuego, una característica que forma parte, de nuevo, del carácter híbrido de esta obra, donde el autor incorpora su experiencia y versatilidad para crear un cómic diferente y refrescante.
La última sirena cuenta con todos los elementos necesarios para fascinar y atrapar no solo a ese público young adult al que va dirigido, sino a cualquier lector, de cualquier edad, en busca de una buena historia de aventuras, sin renunciar al deleite visual. Ojalá poder disfrutar en breve del segundo libro de esta nueva maravilla de Derek Kirk Kim.

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