La Segunda Guerra Mundial en cómic

La Segunda Guerra Mundial como nunca te la habían contado antes. Ni en los libros, ni en documentales, ni en películas; casi trescientas páginas de viñetas a lo largo de las que se explican el antes, el durante y el inmediato después del gran conflicto militar del siglo XX.

Los dibujos en blanco y negro ejecutados por Vicente Cifuentes son hiperrealistas, con lo que están muy bien definidos los rostros de los personajes principales: Hitler, Mussolini, Stalin, Churchill, Roosevelt, etcétera. Las viñetas en las que se representan escenas puramente bélicas son pocas, las imprescindibles, y aquí predominan las tácticas militares, las estrategias diplomáticas y las reuniones de los altos cargos de cada una de las potencias implicadas, lo cual es todo un acierto por parte de Arnaud de la Croix y su enfoque del guion. Eso sí, las láminas a página completa de las ruinas de Dresde y de Nuremberg son brutales desde una perspectiva exclusivamente gráfica.

Vale, podríamos pensar que relatar tantas fechas clave y tantos acontecimientos importantes para el devenir de la historia pueden llegar a saturar al lector medio de cómics, pero es que condensar en un único volumen lo que transcurrió en el mundo durante veinticinco años (del 1921 al 1946) no es tarea sencilla. Personalmente sabía que fue clave el papel desempeñado por Japón y por Estados Unidos en el conflicto bélico, pero desconocía la importancia de la batalla de Kursk y el poco peso específico de la Italia fascista de Mussolini. Además, el dictador Stalin queda retratado como un panoli en un par de páginas de este volumen.

“En mi vida he sido profeta muchas veces y la gente se ha reído de mí. Profeticé que un día tomaría la dirección del Estado en Alemania y que entonces solucionaría el problema judío. Hoy quiero ser un nuevo profeta: si las finanzas judías internacionales, en Europa y más allá, logran sumergir de nuevo a los pueblos en una guerra mundial, entonces el resultado no será la bolchevización de la Tierra y con ello la victoria del judaísmo, sino la aniquilación de la raza judía en Europa”. No hace falta que escriba quién pronunció estas palabras en un discurso de principios de 1939, ¿verdad?