Empezamos escogiendo un film preferido por década de la trayectoria artística de Audrey Hepburn: "Vacaciones en Roma" (William Wyler, 1953), "Desayuno con diamantes" (Blake Edwards, 1961) y "Robin y Marian" (Richard Lester, 1976). En ninguno de los papeles que interpreta la cara con ángel de Audrey Hepburn se intuye en modo alguno que tuviese una infancia y una adolescencia duras y con privaciones. Pero las tuvo, y esta novela gráfica las recuerda.
Este cómic biográfico aborda los años de la segunda guerra mundial que la nacida como Audrey Kathleen Ruston pasó en los Países Bajos de dónde era su madre y en la que se haría llamar Edda van Heemstra para no levantar las sospechas del ejército invasor nazi. De manera documentada, Salva Rubio repasa esos cinco años en Arheim junto a su madre y a su abuelo con el telón de fondo de la invasión nazi. Su familia era de entrada progermánica y filonazi, pero se tuvieron que tragar sus simpatías cuando el ejército de Adolf Hitler invadió su país.
La comparación con Anna Frank sí viene a cuento, pero aunque ambas sufrieron los estragos de la guerra, el hecho de que Anna Frank era judía y debía esconderse para evitar una deportación a los campos de exterminio le añade mayor dramatismo. En el cómic se aborda de manera explícita la petición del padre de Anna Frank para que Audrey la interpretase en la pantalla grande y su negativa para no volver a revivir todo lo que padeció durante esos cinco años de guerra.
La historia comienza con llegada a los Países Bajos desde un internado británico y la poca conexión con su madre holandesa; todo un personaje cuya máxima es siempre salir a flote al precio que sea y que merecía más espacio en el cómic. Un hilo conductor del cómic es su pasión por convertirse en bailarina de ballet clásico: “Nunca renuncies a tus sueños, son los que nos mantienen vivos”. Para ello actúa clandestinamente para la resistencia holandesa y también para los mandos nazis por indicación de su madre, que pase lo que pase quiere tener bien cubiertas las espaldas. El otro gran hilo del relato es la vida en una ciudad ocupada. Se resume en: bombas, calamidad, escasez de productos básicos, vida de supervivencia, hambre y mucha hambre, enfermedades, detenciones arbitrarias, y la incertidumbre de cuándo acabarían los padecimientos. Ya se trate de la Holanda de inicios de los cuarenta, de la Gaza actual, o de la región china de Manchuria en los años treinta; todos tienen unas características comunes por lo que se refiere a los graves y largos sufrimientos de la población civil. Pero en La guerra de Audey Hepburn hay un final tan feliz como contagiosa era su risa en la gran pantalla.
Salva Rubio es un reputado guionista especializado en cómics de ambientación histórica que trabaja con frecuencia para el mercado francés. Su formación académica como historiador hace que el telón histórico de sus cómics esté sólidamente tejido. Aquí, además, escribe un largo epílogo en que lo repasa y explica las pocas licencias históricas que se ha tomado. La joven dibujante balear Loreto Aroca publica su segunda novela gráfica; y segunda colaboración con Salva Rubio. Presenta un dibujo anatómicamente muy sólido, y sólo le falta mejorar el entintado para dotar de más singularidad sus viñetas. La unión de ambos creadores ha permitido contar la poco difundida infancia y primera juventud de una de las grandes actrices de Hollywood.

Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.