Tras el éxito cosechado con su anterior obra, "Filmish. Un viaje gráfico por el cine" (Reservoir Books, 17), Edward Ross vuelve a la carga para plasmar, de nuevo en forma de cómic entretenido y accesible, los entresijos de otra de sus pasiones: los videojuegos. El autor acomete una retrospectiva acerca de esta temática, tan trabajada en labores previas de documentación como ágil en términos prácticos y de cara al lector.
Un trazado por aquella continua evolución tecnológica que, en paralelo a un mundo que también avanza imparable, se extiende desde los entretenimientos practicados en el antiguo mundo hasta los videojuegos de última generación, ya sean éstos psicológicos o dotados de realismo extremo. Ross parece empeñado (con acierto) en desvelar los motivos por lo que los propios videojuegos han disfrutado siempre de tanta aceptación entre algunos segmentos de la población, desgranando con generosidad aquellos aspectos psicológicos y sociales catalizadores de un negocio que siempre ha movido cantidades ingentes de dinero. Al mismo tiempo, el guionista e ilustrador aprovecha la referencia para incidir en las diferentes polémicas que a lo largo del tiempo han venido asociadas con el asunto en cuestión: desde una violencia desbocada que en ocasiones ha tenido continuidad en la vida real a adicciones de lo más insanas, pasando por tendencias sexistas, odio en las redes o evidentes sesgos de raza y género.
La amplia amalgama de ópticas en pos del completo análisis final resulta ser principal valedor del tomo, en un trazado pasional que sitúa el foco sobre algunos de los títulos más populares y rompedores (o cuando mínimo hace mención a muchos de ellos), pero que nunca descuida ese marco capaz de explicar los porqués que los situaron como hitos determinantes dentro de la industria del videojuego.
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