Fukushima. Crónica de un accidente sin fin

La presente novela gráfica surge con el nada disimulado objetivo de aclarar, con fidelidad pero a la vez de la forma más simple posible, aquella tragedia archiconocida ocurrida en la central nuclear de Fukushima Daiichi durante el fatídico mes de marzo de 2011. Con guión de Bertrand Galic y dibujo de Roger Vidal, “Fukushima. Crónica de un accidente sin fin” consensua su objetivo con solvencia, al presentar la secuencia de los acontecimientos desde dentro, con el responsable y cabeza visible de la central, Masao Yoshida, contando el asunto a través de su óptica como (desgraciado) testigo de lujo.

El volumen presenta cómo se desarrollaron los acontecimientos, mientras la situación derivada del terremoto de magnitud nueve y el posterior Tsunami complicaban progresivamente la situación. Los autores dan especial protagonismo al plano humano, retratando los sentimientos de esos trabajadores que, a la desesperada, intentan manejar el desastre y tomar todas las medidas posibles para acotar la desgracia, sin siquiera saber del estado de sus allegados ni lo que sucede fuera de los muros de la central. Angustia y esfuerzos que chocan con esas presiones externas y políticas que tuvieron que soportar, lanzadas desde unas altas esferas quizá más preocupadas en minimizar la mala prensa que en el bienestar de los ciudadanos. El resultado es un relato emocionante a todos los niveles, funcionando como thriller de total realismo, pero también en base al sufrimiento de aquellas personas con nombre y apellido hundidas por el cataclismo.

En su obsesión por explicar los motivadores del argumento, “Fukushima. Crónica de un accidente sin fin” incluye también un valiosísimo glosario a cargo de Pierre Fetet (observador de la catástrofe), que incluye cronología detallada así como un apartado más técnico con el que entender y profundizar aún más en el devenir de los hechos. Ahora que la historia ha podido repetirse –con ese seísmo de intensidad 7,3 sacudiendo de nuevo la localidad japonesa–, la referencia que nos ocupa parece adquirir valor adicional, señalando cuán necesario resulta conocer el pasado para evitar que vuelvan a acontecer los mismos errores.