Tras años deseando y solicitando insistentemente que Shintaro Kago se publicase en España -en estas páginas sin ir más lejos se publicó una entrevista con el nipón hará cosa de siete u ocho años- en los últimos meses EDT se ha lanzado a la aventura de acercarnos buena parte de su obra (con exquisito cuidado en la edición tengo que añadir). A la hora de publicar estas líneas estará a punto de salir, si no está ya en la calle, el cuarto volumen firmado por este enfant terrible del manga, “Cuaderno de masacres”. Pero no adelantemos acontecimientos y centrémonos ahora en este “Fraction” que por diferentes motivos se me antoja la obra más idónea para penetrar en el universo de tan peculiar autor.
La razón de ello es que este volumen, además de contener la historia titular que ocupa aproximadamente dos terceras partes del libro, se completa con cuatro historias breves más, formando en conjunto una perfecta retrospectiva desde sus inicios hasta hoy. Empezando por “El retornado” (1998), el trabajo de Kago gráficamente más estilizado de cuantos hemos visto hasta hoy, sin duda por la enorme influencia en lo gráfico y lo temático de Suehiro Maruo. La historia perfectamente podría firmarla aquel, y de hecho con bastantes paralelismo con “La oruga”, con similar gusto por el sexo chungo y la putrefacción de la carne en el escenario de un Japón clásico.

Años después, en la etapa que aquí representan “Temblor” y “Colapso”, su dibujo ya se ha hecho propio e inconfundible, con esa simplificación de la línea que infantiliza sus personales y que al mismo tiempo le sirve para experimentar con aspectos gráficos que desbordan la narración. El temblor de los personajes, representado por cuerpos cuyas formas se multiplican, juega a la confusión: ¿estamos ante el escenario de un terremoto o nuestra mirada reproduce la visión de un trastornado mental?
La sofisticación narrativa de Kago llega un paso más allá con la historia que da título a este volumen y que se va hasta las 130 páginas. Es un trabajo relativamente reciente (data de 2009) y se desarrolla a partir de dos líneas narrativas paralelas: tenemos por un lado la historia de un asesino en serie y por el otro el propio Shintaro Kago se convierte en protagonista de su propio manga, confesándole a su editora la necesidad de escapar del estilo en que se le ha encasillado y explicando paso a paso su plan maestro para conseguirlo precisamente con “Fraction”, la historieta que tiene entre manos en ese mismo momento. El volumen se convierte así en un complejo juego de muñecas rusas de desarrollo inesperado, que sirve al mismo tiempo como reflexión sobre las posibilidades de la historieta como vibrante e intelectualizado relato alrededor de la ultraviolencia.
Finalmente, el volumen se completa con una conversación entre Kago y el novelista Ryuichi Kasumi acerca de los desafíos y límites de las tramas de misterio.

Algunos es leer yaoi y se escandalizan... me entacna la homofobia x3. Ademe1s, no se9 por que9 me da que seguramente al yuri no le haredan ascos, cuando es exactamente lo mismo.Dentro del on-topic, dos licencias buenedsimas, haceda mucho que no tenedamos seinen gore por aqued desde la e9poca de Kago en LaCupula.EDT, la mejor editorial por siempre y para siempre (al menos ellos sed se molestan en arriesgarse a traer tedtulos poco comerciales, tanto cuando eran Gle9nat como ahora).
Se ve interesante, lo buscaré.