El misterio religioso
ComicsGrant Morrison Y Jon J. Muth

El misterio religioso

8 / 10
José Martínez Ros — 14-04-2022
Empresa — ECC

¿Existe un orden secreto en el mundo? ¿Es posible que hallemos una verdad final, absoluta? ¿O nunca ha existido tal cosa, y somos únicamente el resultado del caos, del choque de fuerzas y partículas, del siempre misterioso azar? ¿Hay crímenes que no pueden ser perdonados o está a nuestro alcance la redención? Estas son las preguntas que se ocultan bajo la apariencia de una clásica historia detectivesca de ¿quién lo hizo? en esta obra de Grant Morrison. “El misterio religioso”, ahora recuperado por ECC, se publicó originalmente en los noventa, en el legendario sello Vertigo, que reunió a buena parte de los mejores talentos del cómic de la época. En comparación con otras creaciones del guionista escocés, como su soberbio “All-Star Superman” o “Los Invisibles”, puede darnos la impresión de que se trata de un empeño menor, pero nada más lejos de la realidad: esta breve novela gráfica es tan compleja, y posee tantas capas de significado, como cualquiera de sus obras más reputadas.

Estamos en una pequeña localidad de la campiña británica, Townely, en la que se va a representar un “misterio religioso”, una pequeña obra de teatro de carácter bíblico, parte de un género muy extendido y popular durante el Medievo (en España tenemos una buena muestra el el famoso “Misteri” de Elche). Pero en una escena en la que se narra la expulsión de Adán y Eva del Paraíso, el actor que interpreta a Dios se desploma en el escenario, ante los ojos horrorizados de los espectadores. Ha sido asesinado, y un detective de policía venido del exterior, Carpenter, llega para hacerse cargo de la investigación. Este es un individuo extraño y retraído que nos hace pensar en una versión más atormentada del famoso agente Cooper de “Twin Peaks”. También hay otra persona muy interesada en descubrir al culpable, una periodista local, Annie Woolf, que ve en ese caso una vía de escape para hallar un futuro mejor en un lugar menos opresivo y tedioso. El primer sospechoso, curiosamente, es otro actor: aquel que interpretaba a Satán. Pero no es, desde luego, el único. De la mano de Woolf, Carpenter averiguará que Townely es una ciudad menos idílica y pacífica de lo que se diría a primera vista, que la corrupción anida también allí muy hondo.

Sin embargo, esto es sólo la superficie. Carpenter, mientras sigue con sus pesquisas, se ve acosado por extrañas visiones que parecen anunciarle que no sólo investiga la muerte de un actor que interpretaba a Dios, sino tal vez la misma muerte de Dios y la religión; y sus consecuencias para el ser humano. Y como lectores, comprobamos que Morrison se ha servido de un esquema detectivesco, para hablarnos de conceptos como la redención y la culpa, encarnados en una trama sencillamente apasionante. Todo ello ilustrado por un Jon J. Muth en estado de gracia que se llevó por este cómic un merecidísimo Eisner en 1995. Con un estilo a medio camino entre el fotorrealismo y el expresionismo alemán, que se ajusta a la perfección la alucinada historia de Morrison, nos conduce hasta un sobrecogedor clímax final y un igualmente maravilloso epílogo. Cuando cerramos este cómic no tenemos todas las respuestas a las grandes cuestiones, pero pocas veces se nos han formulado con tanta brillantez.

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