La sencillez de las formas redondas de Leo Ortolani y el dominio del blanco no faltan en este cómic costumbrista cargado de humor e ironía. Esta especie de spin off –ya que su personaje principal nace de la serie “Rat-Man”– trata un tema tan complejo como la transexualidad, y lo hace desde el respeto y la elegancia. Un cartero que, de la noche al día, se convierte en prostituta en plena quinta avenida de Nueva York. Una historia que empieza a complicarse cuando la documentación del personaje principal muestra que su nombre de nacimiento es Paul y no Cinzia, con todas las complicaciones que eso supone.
El autor aprovecha las oportunidades que le da una sociedad como la nuestra, por mucho que se diga no preparada para ese tipo de situaciones, para asestar unos cuantos sopapos de mala leche a un sistema que no funciona, a pesar de que se estén dando pasos en el camino correcto. Que queda un largo camino por recorrer para la comunidad LGTBI es algo que en esta obra se pone de manifiesto a base de pequeños detalles que desenmascaran nuestras grandes vergüenzas.
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