El último cómic de Batman que ha transcendido en los grandes medios no tiene que ver con su muerte, gracias a Dios, sino con una selección de historias realizadas por varios equipos creativos de diversas partes del mundo. DC ha “regalado” uno de sus personajes más míticos para que guionistas y artistas de países como España, Italia, Francia, Alemania, República Checa, Rusia, Turquía, Polonia, México, Brasil, Hong Kong, China y Japón realicen su personal visión del Caballero Oscuro de Gotham City.
Al final, “Batman: el mundo” es lo que es, no engaña en eso: una herramienta de marketing con Batman dando vueltas por todo el globo terráqueo resolviendo crímenes. Casi nadie se aleja demasiado del canon impuesto por cientos de autores norteamericanos a lo largo de ochenta años. Mucho Wayne torturado y detective oscuro. Solo el español Paco Roca prescinde de Batman y se fija en una semana de vacaciones de Bruce Wayne en Benidorm. A ver, que un conocido multimillonario esté de vacaciones en Benidorm no deja de tener su gracia, pero la historia no deja de ser un argumento repetido en infinidad de viñetas en una cuadricula de tres por nueve. La acumulación de tópicos del guiri medio también acaba por cansar, francamente.
De las catorce historias destaco tres. Dos por el argumento y una por el dibujo. En la parte ilustrada destaca la historia alemana dibujada por Thomas von Kummant, un autor con un color impresionante al que ya conocemos en España por cómics como “Gung Ho” (Dibbuks, 17) o los dos números de “La crónica de los inmortales” (Ponent Mon, 17-18). Aunque lo del Joker como padrino de ecoterroristas también me ha hecho bastante gracia. En el apartado de guion me quedó con la francesa de Mathieu Gabella y Thierry Martin con Batman y Catwoman luchando con Wonder Woman en el Louvre y la tierna historia rusa de “Mi Batman” con guion de Kirill Kutuzov y Egor Prutov con dibujo de Natalia Zaidova donde un viejo fotógrafo habla de sus recuerdos del Hombre Murciélago. El resto es pura medianía. En la parte negativa solo destacar la perezaca narrativa de Brian Azzarello en la historia norteamericana y que en la historia de la República Checa en Praga Batman no salga cual gárgola en los campanarios de la impresionante Catedral de San Vito, lo más parecido a la catedral del Gotham del “Batman” (89) de Tim Burton.

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