30 millones

Nos dice la nota de prensa de este lanzamiento que estamos ante un thriller lo-fi, o ante un cómic de ciencia ficción peatonal. La verdad es que no acabo de entender muy bien lo que significan esas definiciones, ni siquiera después de su lectura. Lo que sí es "30 millones", desde luego, es un volumen difícil de definir. Porque su guión transita a medio camino entre la novela histórica (situándonos alrededor de 1975 en Sudamérica), la apuntada ciencia ficción, la distopía lisérgica y hasta la denuncia social. Y eso es algo que ciertamente descoloca porque nunca acaba de ser ni una cosa ni ninguna de las otras. Las intenciones son buenas, pero el resultado solo funciona a ratos.

La cosa va de una raya de cocaína que se va de las manos al protagonista para mostrarle un montón de puertas que lo llevan a diversos lugares, culminando en la posibilidad de robar esos treinta millones a los que hace referencia el título. Pero el tema no arranca y en demasiadas ocasiones tenemos la intención de estar a medio camino de ninguna parte. Se deja leer, claro, pero ni la idea ni el dibujo acaban de cuajar y todo se enturbia. Quizá un planteamiento menos ambicioso hubiera llevado las cosas a buen puerto.