Ángel Exterminador

Asegura la primera solapa de esta obra que estamos “entre un tebeo de Jan y uno de Liberatore. Como una peli de quinquis dirigida por George Miller. Y con música de Slayer. Las referencias son múltiples porque Ángel es hijo de mil padres”. A ello se le podría añadir el concepto de un Makinavaja en serio, un hijo bastardo de “Taxi Driver” o un Castigador sin el aura de superhéroe. El caso es que lo que realmente tenemos delante son centenar y medio de páginas que reeditan lo publicado en la revista El Víbora entre 1991 y 1999. Probablemente la obra cumbre de Iron, pseudónimo tras el que se encuentra Carlos Hierro, colaborador habitual de Makoki y la citada El Víbora (hasta que decidió abandonar el mundo del cómic), y convertido gracias a este Exterminador en uno de los nombres de referencia del underground nacional. Lo hizo gracias a la violencia llevada hasta las últimas consecuencias, cargada de mala leche e ironía, y con las dosis necesarias e imprescindibles de incorrección política. Y también a través de un personaje principal de esos con gancho.

Hijo de un policía y perdido en una distópica y futurista Barcelona, nuestro particular Terminator decide un buen día masacrar un vagón de metro, como decía Johnny Cash en “Folsom Prison Blues”, solo por ver a la gente morir, y todo ello nos lleva a una vorágine de mamporros y asesinatos por doquier. Reflejando la situación e un joven hastiado por la sociedad, rabioso y carente de valores que ve en esa violencia su única vía de escape. Algo, amigos y amigas, a lo que quizá nos estamos acercando más de lo que creemos. Aunque eso son otras temas. En todo caso, buena iniciativa recuperar una obra de bastante más actualidad de lo que pueda parecer a priori.