La causa de Abraham Martínez me había ganado con su anterior “Plutocracia”. Aquella crónica de un monopolio global, como rezaba su subtítulo, era perturbador desde su guion, pero también desde su dibujo. Siempre es preocupante comprobar que quizá el lugar al que nos dirigimos no es el esperado, y verlo plasmado en papel es mucho peor, por supuesto, que el que solo nos lo expliquen. Amante de los temas espinosos –parece ser– Martínez regresa con este “Mi retiro” o, lo que es lo mismo, los últimos días de Adolf Hitler metido en un búnker organizando a la vez su suicidio, pero también su huida. Y ¿qué pasaría si lo segundo se hubiera impuesto a lo primero? Esa es la distopía que plantea este volumen. Un mundo sin Hitler, como personaje, pero con Hitler como persona.
Con un dibujo desagradable a conciencia, el historietista nos mete en los pensamientos del Führer, que tiene que ver como todo lo que había soñado para “su Alemania” se va a freír espárragos. Con momentos que rozan lo hiriente para el lector, porque van a la yugular. Haciéndonos recapacitar sobre la inhumanidad de un tipo tan deleznable que, ni siquiera en sus peores momentos, es capaz de arrepentirse de sus atroces acciones. Una novela gráfica que, de paso, no viene mal para que algunos que siguen ensalzando a este tipo de monstruos se enteren de qué va el percal. Que corren tiempos duros.
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