Si uno apuntara en una servilleta lo que ocurre en un capítulo al azar de “Tales From The Loop” y lo comparara con lo que sucede en cualquier capítulo de cualquier otra serie, entendería, como si se tratara de una suma sencilla, cuál es el mayor problema de la nueva serie de Amazon: es como ese amigo que cuenta mal las cosas que le pasan.
Basada en las conocidas ilustraciones e imágenes distópicas de Simon Stålenhag, que presentan un mundo retrofuturista poblado por robots en el que vivir parece una experiencia algo desagradable, ha sido Nathaniel Halpern (“Legion”, “The Killing”) el encargado de llevar a cabo este proyecto tan prometedor.
La serie dura solo ocho capítulos, pero no hay temor a acabarlos todos de golpe. Cada uno de ellos se extiende como un chicle a lo largo de casi una hora: “Tales From The Loop” hace en un sesenta minutos lo que “Love Death And Robots” en tres.
Sin embargo hay brillantez. La estructura narrativo-temporal que Nathaniel Halpern ha pergeñado para la serie es una autentica maravilla que funciona como un reloj; cuando llegas al final todo encaja de una manera bellísima y coherente. La historia de los personajes que viven cerca de El Bucle, un lugar donde ocurren las cosas más insospechadas por algún tipo de energía sobrenatural, está llena de momentos en los que tienen que afrontar situaciones únicas que ellos, gente normal –y este es uno de los grandes aciertos de la serie– afrontan con naturalidad y entereza. El odio, la venganza, el amor, el deseo, la tristeza o la perdida son reemplazados por algo parecido al entendimiento absoluto, que siempre da la falsa impresión de ser sencillo.
Y este es un detalle importante porque la serie reflexiona sobre dos grandes temas que recorren sus ocho capítulos –a diferencia de sus personajes que van apareciendo, desapareciendo y entrelazándose–: el paso del tiempo y la (im)posibilidad de revertir las acciones de uno. La visión que “Tales From The Loop” tiene al respecto es fundamentalmente posmoderna, por lo tanto, variable según el caso. Los fans de las ficciones directas al corazón no van a encontrar aquí lo que andan buscando. No es una serie para ver de una sentada y olvidarte de los problemas. Hay capítulos –como el segundo– que caen en premisas tan básicas de la ciencia ficción blanda como el cambio de cuerpos involuntario y otros –como el cuarto y más lúcido– que brillan desde la sencillez y la contención de la emotividad. “Tales From The Loop” es una serie adulta, las comparaciones con “Stranger Things” no duran ni diez minutos. El problema es que quizá tampoco duren muchos espectadores.
Mientras que hay series que optan por la ciencia ficción como envoltorio para contar una historia particular y consiguen enganchar al espectador y hacer que se sienta partícipe del universo que plantean, “Tales From The Loop” consigue lo contrario: el espectador nunca llega a entrar en las vidas de sus protagonistas; parecen, realmente, otros seres que nada tienen que ver con nosotros. Fríos, distantes, ¿más sabios?
“Tales From The Loop” es una serie atrevida e inteligente que falla y acierta a la vez por querer ser la más lista de la parrilla. Hay momentos que al final encajan, pero no tienen sentido en un primer momento (tampoco en un segundo o un tercero). Como ver pintar un cuadro puntillista. Recomendable para verla a la antigua usanza, poco a poco, y sabiendo que hay que esperar al final sin desanimarse. Quizá mucho pedir en los tiempos que corren.
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