Predator: Asesino de asesinos
Cine - SeriesDan Trachtenberg

Predator: Asesino de asesinos

7 / 10
Raúl Julián — 09-07-2025
Empresa — Disney +
Fotografía — Cartel de la película

Hace tres años que el director Dan Trachtenberg recuperó el pulso perdido del universo “Predator” con la precuela “Predator: La presa” (22), sin duda la mejor cinta de la saga desde ese clásico que es la original “Depredador” (John McTiernan, 87) protagonizada por Arnold Schwarzenegger y su digna secuela “Depredador 2” (Stephen Hopkins, 90). Entre medias quedaron un sinfín de productos distribuidos entre lo meramente entretenido y lo olvidable, del tipo de “Alien vs. Predator” (Paul W.S. Anderson, 04) o “Predators” (Nimród Antal, 10). Ahora, el realizador vuelve a obtener otra diana con lo que, al mismo tiempo, supone una vuelta de tuerca adicional en torno al monstruo espacial.

“Predator: Asesino de asesinos” apuesta por la animación para materializar, en un metraje con evidente alma de videojuego, una lograda historia a medio camino entre acción y ciencia ficción, además de aderezado con una pizca de humor. Esta nueva entrega apuesta por ese tipo de eficiencia consecuencia directa de diferenciar tres capítulos a priori independientes (“El escudo”, “La espada” y “La bala”), ambientando cada uno de ellos en épocas y lugares muy diferentes, tras poner el foco sobre una ruda líder vikinga, un místico guerrero japonés, y un intrépido aviador de corte clásico. Tres historias independientes entre sí y casi contrapuestas en su tono narrativo, que se suceden entre lo sangriento de la primera y lo aventurero de la última, pasando por aquel tipo de filosofía oriental que guía un capítulo casi carente de diálogo. Unas particiones que confluyen, con fuerza torrencial, en torno un epílogo final común de grandísima intensidad e inspirado por las cruentas luchas del circo romano.

La mixtura funciona, bien manejada por los responsables del invento, y “Predator: Asesino de asesinos” cumple cuando de intensificar (casi electrificar) conclusiones de trata. Un producto con final abierto que apunta sin disimulo a la secuela (además de incluir un guiño a la mencionada “Predator: La presa”), y que remata su buen hacer con unos cuidados títulos de crédito finales que merece la pena degustar. Una buena noticia, en definitiva, para cualquier seguidor de “Predator” –aka “Depredador”– que, gracias a las reinvenciones de la criatura manejadas por Trachtenberg, podrán ilusionarse de nuevos con las cacerías de estas bestias de sangre verde nuclear.

 

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