La Furgo
Cine - SeriesEloy Calvo

La Furgo

7 / 10
Fran González — 27-10-2025
Empresa — Teidees Audiovisual
Fotografía — Fotograma de la película

Eloy Calvo ha sabido bien dónde picar para dar vida a su ópera prima. Nada menos que en “La Furgo” (La Cúpula, 18), delicia gráfica co-firmada por Martín Tognola y Ramón Pardina, diestros en su labor de disfrazar la desgracia cotidiana con el velo de la fantasía como pocos historietistas saben hacer. A través de su lente, asombrosamente precisa para ser la de un cineasta debutante, Calvo articula este pellizco de ternura que se instala en nuestro pecho, sin épica ni sermón, para convencernos de lo poco preparado que está el mundo para aquellos que deciden disentir de la mayoría.

A nuestro Oso protagonista (Pol López) le tocará claudicar y pasar por el aro, ocasión que el film aprovecha para hablarnos en un segundo plano de lacras de nuestro presente, como la crisis de la vivienda o el cautiverio laboral. Y es que a este relato de precariedad y desazón personal no le falta ni un detalle: tropiezos sentimentales, custodias en juego, esclavitud sobre ruedas, inestabilidad profesional, relaciones familiares disfuncionales, subsistencia con lo puesto… Eso sí, Calvo no se ensaña con estas materias y esquiva con astucia los clichés de lo que bien podría acabar siendo simple cine social, convirtiendo la miseria de esta suerte de anti-sistema con mala ventura en un lienzo onírico en el que cualquier cosa es posible –desde un pulpo heladero hasta un viaje a Islandia sin salir de Barcelona.

En un arrebato metalingüístico, aunque sin rascar mucho en el meollo, la trama nos cuenta que Oso se ha dedicado en algún momento de su vida al dibujo y a la ilustración. Excusa que emplea para inventar mundos únicos para su hija Violeta (Martina Lleida) y construir así un refugio particular alejado del ruido externo. Los recursos visuales y secuencias animadas, además de mantener anclada la cinta a su texto madre y recordarnos (una vez más) las buenas migas que hacen el noveno arte y nuestro cine, nos acompañan en la función escapista del guion, provocando que también queramos huir de empresarios cafres, romances fracasados y existencialismos varios a golpe de estilógrafo y pincel.

La imaginación opera como baluarte protector en un personaje imperfecto y falible, interpretado con total solvencia y credibilidad por un Pol López que logra nuestra empatía de forma natural. A excepción de ciertos roles supletorios (un divertido Aimar Vega, convertido en el sidekick jevi que cualquiera desearía tener en su hora más oscura), es este quien sostiene la película entera sin imposturas, tejiendo con equilibrio milimétrico las idas y venidas de un iluso seducido por quimeras y vagas esperanzas.

Pese a que Calvo y los responsables de la novela gráfica original nos nieguen el zarpazo dramático final y se termine apostando por un cierre contenido pero luminoso, la película logra su cometido y nos ofrece verdad sin renunciar a la belleza. Hora y veinte de metraje que demuestran que para hacer cine familiar de calidad en este país no hace falta replicar lo que se hace fuera ni ponerle un peluquín a Santiago Segura.

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.